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lunes, 11 de agosto de 2014

Realidad, y todo lo demás es literatura.

Tiendo a ver a las personas como personajes literarios y las explico como tales. O quizás es al contrario, que trato a los personajes literarios como si fueran personas. Hablo de las diferencias del individuo con lo habitual en personas de su edad y características psicosociales y socioeconómicas. Como si criticara a un personaje, con la diferencia de que desde la perspectiva del personaje literario discuto la veracidad que consigue, mientras que esta veracidad se asume en el caso de las personas y por tanto lo increíble acaba siendo objeto de fascinación y ampliación del rango entre el que se reparte la realidad de la personalidad. Rango que servirá para dar o no credibilidad y nivel de interés a los personajes.

Todo está relacionado. La ficción es tal en base a una realidad subyacente sobre la que se apoya y sobre la que construye otra realidad “ficticia" dentro o fuera de los rangos de veracidad. Algo inverosímil acaba desembocando en falsedad o fantasía. Lo creíble puede perfectamente ser asimilado como real, y podría caber la posibilidad de una existencia de un individuo cuya descripción y circunstancias coincidieran con las del personaje inventado. Al fin y al cabo, si lo encajamos dentro de lo creíble u observado en la misma realidad, ¿no hace que, por azar, este caso ficticio concreto coincida con lo que damos en llamar “real" y lo sea?

martes, 8 de julio de 2014

Economía y budismo

El libro "Small Is Beautiful: Economics as if People Mattered" del teórico económico E.F. Schumacher intenta conciliar la economía y la filosofía budista, añadiendo de esta forma "valores" y "metafísica" a las ciencias económicas. Schumacher dice que los economistas mismos, como la mayoría de los especialistas, tienden a asumir que la suya es una ciencia de verdades absolutas e invariables, que carece de presuposiciones, algo tan carente de valores y metafísica como podría serlo la ley de la gravedad. Schumacher dice, por tanto, que los economistas sufren de lo que él llama un tipo de "ceguera metafísica".

Dice que la economía occidental tradicional está envilecida y nos hace considerar a "los bienes materiales más importantes que las personas y el consumo como más importante que la actividad creativa".

Por lo tanto, de este tipo de pensamiento se deriva nuestro deseo crónico de evitar el trabajo como tal y la dificultad de encontrar, por tanto, una ocupación realmente satisfactoria.

En palabras de Schumacher:
"Existe un acuerdo universal de que una fuente fundamental de riqueza es el trabajo humano. Ahora, los economistas modernos han sido educados para considerar el "trabajo" o trabajar como poco más que un mal necesario. Desde el punto de vista del empleador, que es en cualquier caso simplemente un elemento de coste que se quiere reducir a un mínimo si no eliminar por completo, por ejemplo, a través de la automatización. Desde el punto de vista del obrero, es un "desutilidad"; trabajar es hacer un sacrificio de el propia ocio y confort, y los salarios son una especie de compensación por el sacrificio. Por lo tanto, lo ideal desde el punto de vista del empresario es tener producción sin empleados, y desde el punto de vista del trabajador es tener ingresos sin empleo.
Las consecuencias de estas actitudes, tanto en la teoría como en la práctica tienen un gran alcance. Si el ideal con respecto al trabajo es la de deshacerse de él, todos los métodos que "reducen la carga de trabajo" son buenos. El método más potente, a falta de automatización, es la llamada "división del trabajo" ... Aquí no se trata de una cuestión de especialización ordinaria, que la humanidad ha practicado desde tiempos inmemoriales, sino de dividir cada proceso completo de la producción en partes más diminutas, por lo que el producto final puede ser producido a gran velocidad sin que nadie haya tenido que contribuir con más que con un movimiento no cualificado, y en la mayoría de los casos totalmente insignificante, de sus miembros."

"El punto de vista budista toma la función de trabajo y la desdobla en por lo menos tres partes u objetivos: dar a un hombre la oportunidad de utilizar y desarrollar sus facultades; que pueda superar su egocentrismo al unirse con otras personas en una tarea común; y para dar a luz a los bienes y servicios necesarios para desarrollar su existencia. Una vez más, las consecuencias que se derivan de esta visión son infinitas. Organizar el trabajo de tal manera que se vuelve una tarea sin sentido, aburrida, embrutecedora o estresante para el trabajador sería poco menos que criminal; indicaría una mayor preocupación por los bienes que por las personas, una diabólica falta de compasión y un grado de unión con el lado más primitivo de esta existencia mundana totalmente desalmado. Igualmente, luchar por el ocio como una alternativa al trabajo sería considerado un desconocimiento total de una de las verdades básicas de la existencia humana, es decir, que el trabajo y el ocio son partes complementarias de un mismo proceso vital y no se pueden separar sin destruir el gozo del trabajo y la felicidad del ocio. Desde el punto de vista budista, existen, por tanto, dos tipos de mecanización que deben ser claramente distinguidos: uno que mejora la habilidad y el poder y uno que convierte la obra del hombre en la de un esclavo mecánico, dejando al hombre en la posición de tener que servir al esclavo."

Totalmente desalentador. Una vez más, la podrida y mecanizada visión de la economía de occidente se ve beneficiada por un tipo de pensamiento diametralmente opuesto, humanizador y tradicional. Pero así como los extremos demuestran no ser eficaces ni para el enriquecimiento personal ni para el progreso, sí que podría ser beneficioso abrir la sistemática de trabajo a este tipo de influencias, para centrarse más en los trabajadores como personas con sus aspiraciones, capacidades creativas (que necesitan ser desarrolladas) y necesidad de autorrealización; y no como en números, herramientas o por qué no decirlo, esclavos. La esclavitud no consiste sólo en llevar cadenas pesadas y oxidadas... A veces éstas son invisibles y nos reprimen desde la mentalidad que se nos inculca colectivamente.


(Traducción de extractos a partir del artículo de Brain Pickings: Buddhist Economics: How to Stop Prioritizing Goods Over People and Consumption Over Creative Activity.)

viernes, 15 de noviembre de 2013

El proceso coreográfico: Etapas y actitudes

En realidad también voy a referirme a qué es lo que lleva a alguien a subirse a un escenario. Sobretodo en ocasiones en que va a mostrar un trabajo individual. Hay varios puntos de vista sobre esta actitud:

Una de ellas es que uno sube a un escenario para mostrar su humilde trabajo, lo que sabe, exponiéndose a ser juzgado positiva o negativamente.
El antagonista de esta actitud es el ego. Acaparar la atención de un público para decir algo y que te hagan caso.

La humildad puede llevarte a una actitud despreocupada de la opinión ajena, pues uno es consciente de sus fallos y los acepta, con lo que podríamos decir que se trata de alguien seguro de sí mismo.
El ego sin embargo, siempre sale mal parado ante la opinión ajena, pues intenta por todos los medios protegerse de las críticas. Seguro que en el fondo conoce sus fallos, pero cree que es su momento de lucirse y se sentiría halagado de recibir buenas opiniones y elogios. En este caso, la actitud ante las criticas es propia de una persona vulnerable.

¿Pero cómo es que una persona humilde y otra orgullosa puedan ser seguras de sí mismas e inseguras respectivamente? ¿No debería ser al contrario? Alguien seguro de sí mismo debería mostrar orgullo de su propia persona respecto a lo que realiza en un escenario porque está convencido de que tiene un valor, y alguien humilde debería quizás huir de mostrar en público su trabajo porque debería asimilar que tiene fallos, es mejorable y que tampoco es excesivamente relevante contar su historia delante de toda esa gente...

Es un poco contradictorio, cierto. Pero no son actitudes excluyentes, y de hecho se entremezclan en los estados que se atraviesan emocionalmente durante la creación (en este caso voy a referirme a una danza coreografiada).

Durante el proceso creativo se producen varias etapas.

La primera de ellas requiere tomar una decisión, sobre qué canción se va a bailar, si va acorde a lo que uno siente por dentro que quiere contar. Hay que valorar los recursos personales respecto a técnica y variedad de pasos antes de ponerse manos a la obra con algo que pueda superarnos. Este paso requiere seguridad en uno mismo y un poco de ego al intentar imaginar cómo quieres verte en el escenario y lanzarse a meterse en un "fregao" como tal. Hasta aquí el proceso es muy frío y se trata de no ser demasiado indeciso y reunir ideas.

La siguiente etapa pasa brevemente por ese momento de temor ante "la página en blanco". Te pones a ver qué sale cuando improvisas, apuntas posibles pasos que quedan bien con la música, divides en secciones la canción, haces las cuentas de los tiempos... Ves que hay trabajo. El ego empieza a tambalearse. Madre mía dónde te has metido, piensas. El orgullo te hace continuar. Empiezas a llenar algunas secciones y tramos. Ves que es más difícil de lo que creías, pero ahí sigues tú, con los pies ya un poco más sobre la tierra, pero segura de tus recursos.

Conforme avanzas y vas uniendo tramos, te da por mirarte a un espejo o grabarte. ¡Horror! No se parece en nada a como querías que fuera. La inseguridad te viene de golpe. Es difícil, es feo, te queda infinidad de trabajo por delante. Se te quitan las ganas, le coges manía a la canción. Quieres llorar, huír, y la verdad se te presenta clara como el agua frente a tu cara: "¿Qué esperabas? No tienes ni idea, sólo eres una novata intentando parecer profesional." Y te viene el: "Lo dejo. No bailo. Esto no es para mí, este baile es una mierda. No se me ocurre nada, todo lo que hago es ridículo y no hace justicia a la canción". Este es el momento de mayor inseguridad de todo el proceso. Se puede dar a mitad de trabajo coreográfico o al terminar. Y puede que dure hasta el momento de la actuación o se pase a medida que vas aceptándote y pensando que al menos vas terminando la coreografía (si es que has conseguido llegar a un pacto contigo misma y continuar a pesar de todo con ese trabajo titánico que es coreografiar).

¿Qué es lo que te hace seguir? El compromiso que te has impuesto, el compromiso con aquellos a los que les dijiste que bailabas, ese miedo a producir rechazo y quedar mal si te retiras... No querer ser una cobarde. Por tanto, una parte de nuestro ego inicial nos hace seguir. Pero no es sólo esto, puesto que al ego le daría igual el compromiso, y su necesidad de conservación de la individualidad te empujaría fuera de esa futura situación en la que los demás verán tu mediocre trabajo. La actitud a partir de ahora es ya una actitud más cargada de humildad, de decir: "Mira, ésto es mi trabajo, lo que tengo que ofrecer. No tengo más. Lo he aceptado y no tengo miedo de lo que me podáis decir porque sé que es verdad que me falta mucho por andar y soy consciente de todos mis fallos."

En cuanto aparece esta actitud, se entra en un estado de calma, se termina el trabajo como se puede, se ensaya, se muestra y a pesar de sufrir un poco de inseguridad por si los demás notan que tu trabajo no está a la altura, existe esa seguridad que te ha llevado hasta allí: "No necesito ser perfecta, yo sólo vengo aquí a contar una historia y mi éxito no consiste en mostrar una coreografía super técnica y original, sino en contar esa historia propia que yo he vivido dentro, en mostrar lo que me suscita esta pieza musical en particular y en hacer que los demás disfruten tanto como yo. Porque yo estoy haciendo lo que me gusta."

Y así es que cuando tienes algo que contar, no importa tanto la forma, sino la pasión que se pone en ello.

Nunca os retiréis antes de tiempo, no dejéis vuestros trabajos a medias por el miedo al qué diran y a no ser perfectos. La técnica y los pasos se pueden aprender, pero esa sensación que se tiene en el escenario por la cercanía del público que te llena, te quema por dentro y te hace sentir viva... Eso no se puede aprender ni contar, simplemente se vive.

Después de contaros todo esto, os dejo con mi último vídeo. Estoy bastante contenta con esta coreografía, no me ha costado tanto disgusto ni descontento montarla como la anterior. El trabajo coreográfico se ha basado en un guión emocional por secuencias. La canción realmente la tenía en la cabeza desde hace un tiempo y me suscitaba muchas emociones. Las he intentado expresar, espero que os llegue un poquito de todo eso. Y bueno, después de todo, de técnica y originalidad tampoco ha quedado tan mal. Un minipunto para mí. Para la próxima, un nuevo reto :)

viernes, 10 de mayo de 2013

La lectura, esa actividad aburrida para intelectuales.

El acercamiento a la lectura se ve obstaculizado por ese aire intelectual que se le da a todo lo relacionado con ella.

Hoy, viendo un “magazine” digital en formato de vídeo, una especie de miniprograma de 9 minutos y pico, un señor de nula expresividad en la cara y un tono de voz monótono nos hablaba sobre las bondades de Javier Marías. Es un gran escritor, y aparte de cargar con unos genes notables, seguramente se haya criado en el medio idóneo para dedicarse a la escritura o el ensayo.

Todo esto junto con algunas recomendaciones personales de su obra nos las transmite el mismo tipo, en 7 minutos, a veces trabándosele ligeramente la lengua, con una entonación totalmente lineal y manteniendo muy poco contacto visual con la cámara. Para tratarse de recomendaciones personales, más parecía que estuviera leyendo la lección de un libro de texto. Por favor, espero que no se haga profesor, por el bien de los estudiantes.

El escenario era su despacho, y la música del programa era algo sosa. Sinceramente, me ha hecho pensar: ¿Quién quiere leer si se le presentan las puertas de este mundo tan aburrido? Leer no es aburrido. Es cierto que tiene cierto componente intelectual, pero también se puede leer por diversión. De hecho, lo que suele ocurrir es que ambas actividades son compatibles, por inverosímil que le suene a alguna gente. Y suena inverosímil porque les presentamos esta clase de discursos aburridos sobre argumentos e intenciones literarias.

Si de algo tiene poder la palabra escrita, es de llegarnos hasta lo más profundo de nuestro ser, desde una carta de amor hasta una crítica mordaz a nuestro trabajo. Normalmente la lectura tiene un grado de implicación personal bastante grande y después de un tiempo, lo que queda, lo que recordamos mejor, es cómo nos hemos sentido, y no alguna cita en concreto o si tal escena iba un capítulo antes que tal otra. Es un hecho comprobado que el cerebro recuerda mejor las cosas que asocia con los sentimientos, por tanto, por qué no decir cuando hablemos de un libro: “Es fascinante porque me hizo llorar”, “me hizo sentir terriblemente miserable” o “por un momento pensé que el mundo dejaba de tener sentido”.

Creo que una buena metáfora sería el sueño. Los sueños no muchas veces se recuerdan al despertar, pero a veces prevalece en nosotros esa sensación de que algo bueno o no tan bueno nos ha sucedido en él. Mientras soñamos, el sueño es nuestra realidad y nos hace involucrarnos y sentir intensamente. Después, cuando despertamos sabemos que nada de eso ha sido real, pero lo que hemos sentido sí que lo ha sido, aunque sea provocado por una fantasía.

Con todo esto, no quiero decir que haya que renunciar a la parte más técnica o intelectual. Claro que no. De hecho, esa visión de la literatura viene sola (o puede no venir) tras haberse iniciado y haberle cogido el gusto a devorar páginas. Lo que creo que no debería hacerse es monopolizar todo el mundo literario y reducirlo a esta expresión, porque entonces se crea endogamia entre aquellos que ya leen y que están acostumbrados a valorar intelectualmente una obra, excluyendo a los profanos o a los no iniciados. Y los colegios tampoco lo hacen del todo bien, pero esto ya es otro tema. Leer no es una actividad de la que formar parte te tenga que hacer sentir miembro de un club exclusivo de gente seria y aburrida. Así jamás podremos fomentar la lectura, ya que todo el mundo tiene miedo al rechazo.

lunes, 22 de abril de 2013

La peor crítica es la propia.

Sigo pensándome si hacer un release oficial de mi última actuación en la Casa de la Música de las Cigarreras con la publicidad adjunta que ello conlleva en las redes sociales o dejarlo como oculto. Es el tercer año que llevo bailando, y la verdad es que el resultado no ha salido como esperaba.

Ya te lo ves venir cuando el mismo día, antes de salir de casa cargada con la maleta del vestuario, te ves cambiando el tercer estribillo porque no te gusta. ¿Inseguridad, o es que realmente el tercer estribillo era una basura? ¿Sería toda la coreografía en sí una basura? La defendí en el escenario sin mucha emoción, fue una sensación como de compromiso. Algo así como cuando un amigo te lia y te pide que hagas una cosa que no te apetece nada. La haces, pero no te sientes cómodo. A ver, sentirse cómodo en un escenario es algo a lo que hay que acostumbrarse, y creo que llevo ya bastantes representación en el “stage” como para estar más o menos serena.

Creo que el problema ha venido al representar una coreografía que es enteramente mía. El primer año fue una adaptación de una que había visto en youtube y me encantó, el segundo año fue una improvisación -así, a lo loco- pero también muy influenciada por otros vídeos de youtube que había visto mil veces y de los que saqué la mayoría de los pasos de mi semi-improvisación. Lo cierto es que esa vez me lo pasé bastante bien. Este año me he tirado a hacer una canción que simplemente me gustaba, coreografiándola desde cero. Yo con una hoja en blanco con los tiempos contados, una canción y una lista de pasos que estaría bien meter, bien por gusto personal, por su dificultad técnica... lo que fuera.

Y creo que uno de los errores que cometí fue esa idea fija de querer hacer algo muy técnico. Hubiera sido mejor idea si no la hubiera acabado a última hora, me faltaran muchos ensayos, grabaciones para revisar fallos, un vestuario algo más profesional... Vamos, que comparando las expectativas que me había formado con lo que tenía en mis manos un segundo antes de poner el primer pie en el escenario, no tenía nada valioso que mostrar. Aún así defendí lo que tenía como pude, aunque a mi modo de verlo, quizás no demasiado convencida de lo que estaba haciendo.

Después de dejar la coreografía reposar, pues me hicieron verme en el vídeo justo ese mismo día despueés de actuar (ni os imagináis lo mal que lo pasé), he podido analizarla más objetivamente. He tomado distancia, y aunque me sigue doliendo saber que he dejado pasar una oportunidad grandísima de mostrar un buen trabajo, ya no me quiero tirar de los pelos o mirar hacia otro lado mientras esa canción que me gustaba se convierte en la sinfonía del infierno. Sé que soy bastante autocrítica, pero lo soy porque realmente la danza es importante para mí. Me lo tomo en serio y quiero de verdad mejorar. Por eso los errores son inadmisibles, y más en mi tercer año.

Dejando a un lado lo subjetivo y volviendo al análisis de la coreografía, mis conclusiones son las siguientes: La coreografía es técnica, pero está pobremente ejecutada, algunos pasos quedan estéticamente feos a la velocidad que escogí incluirlos y parece que sea un corta y pega de pasos, no hay toda la fluidez que debe haber. Bueno, mis manos están para amputarlas y la postura, influida por los nervios y la inseguridad, deja mucho que desear. En un momento en que me meto un poco en el papel, me pongo a hacer playback sin darme cuenta (¡mal!), y en otro momento raro hago un gesto “simpático” al público que queda un poco fuera de lugar cuando el resto del tiempo de la actuación mi cara es tan expresiva como una máscara de porcelana. Estoy un poco rígida y no me dejo llevar, lo cual también afecta a la calidad de la ejecución.

Me deja un sabor agridulce, pero creo que puedo perfeccionarla. Y lo mejor de todo es eso, que los errores sirven para remontarlos, para darse cuenta de cuánto trabajo queda aún por hacer, en qué dirección y cómo se puede mejorar un poco más.

Hay que seguir exigiéndose, y sé que autocriticarme nunca podrá ser del todo objetivo ni siquiera distanciándome de mi propia obra con el tiempo. Sé que precisamente yo voy a ser la que dé la crítica más cruel a mi trabajo. Y sé que puedo creer que no puedo dar más de mí, que no avanzo y caer en estos pensamientos derrotistas. Pero no me queda otra opción porque ahora ya sólo hay un camino, y ése es hacia delante. Tengo que levantar mi vista para seguir mirando al frente, avanzar y dar todo lo que pueda. Cueste lo que cueste. Al fin y al cabo, ya no podría simplemente olvidarlo todo y dejar de bailar, por más que lo intentara. Lo necesito para vivir.

miércoles, 17 de abril de 2013

Tocando estructuras, abriendo mentes.

Maleabilidad cerebral, las estructuras en las que toma forma tu cerebro. Estructuras que te permiten pensar, transmitir ciertos impulsos nerviosos. Lo que tú piensas y cómo razonas ya lo ha hecho alguien antes. Al recibir información que no has procesado nunca, tu cerebro se malea, se prepara para adquirir estas nuevas características que le estás suministrando. Se adapta. Y su forma permanece aunque a veces sea una estantería vacía, pues la memoria es una lagartija escurridiza.

No puedo evitar siempre dar mi punto de vista, comentar un poco estos aspectos tan inquietantes y verdaderos. Pues en el fondo uno se da cuenta de que es así, aunque no se haga a la idea. Su cerebro no puede entender (no puede hacerse a la forma) de que él se haga a la forma de las ideas que recibe. Es como cuando uno se mira a sí mismo pero no puede ver lo que los demás ven en él. No puedes salir fuera para mirarte, excepto que hayas conseguido hacer un viaje astral (una alteración de la consciencia muy peculiar). De la misma manera, no puedes salir fuera de tu cerebro y acercarte a sus estructuras para ver cómo almacenas información, como aprendes... Por suerte un cerebro de alguien cualquiera puede servirte. Pero no es el tuyo, no está funcionando en un sistema vivo y cerrado. Por tanto no puedes aceptarlo.

Hay cosas que para nosotros parecen tener una implicación mayor de la que seguramente tengan. A principios de septiembre cuando estuve en el curso de inglés de la UIMP de Valencia, acabé haciendo mi presentación final sobre la química del amor, es decir, de las sustancias que tienen voz y voto en las sensaciones o sentimientos que desarrollamos hacia nuestros seres queridos, bien sentimientos destinados al emparejamiento y la continuidad de la especie, como vínculos padres-hijos. Lo hice porque sabía que era interesante. Lo hice porque sabía que era polémico. Y lo hice porque estaba segura de que alguno no me creería... No me querría creer sabiendo que es cierto. Quería ver a mentes moldeadas de ciencia renegando de las mismas ciencias por una creencia arraigada por la experiencia personal. Quise crear un conflicto en sus mentes (no por fastidiar), sino porque quería que se enfrentaran a sí mismos. Crearles ese pequeño conflicto sería un aliciente bastante grande a mi presentación. Es el factor que voy a llamar Efecto Resaca.

Efecto Resaca (Definición): Sensación inquietante y de desasosiego en la mente y recurrente en la memoria de manera no voluntaria tras una revelación increíble cuya veracidad no puedes cuestionar pero que continuará martilleándote hasta que (1) olvides que te la contaron, (2) decidas voluntariamente enmascararla o no creerla, (3) recurrir a esoterismos, espiritualismos o metafisicismos (¿?) para expresar tu desacuerdo -afortunadamente mis mentes cobayas de la charla descartarían ésta- o (4) aceptarla y modificar tu visión de las cosas -la que más cuesta y la más intrusiva-.

Desconozco qué quedó de mi charla en ellos, qué recordarán, qué elegirán olvidar o si me odiarán un poquito más. Pero por un momento, no les dejé nada indiferentes. Eso está bien para empezar.

viernes, 8 de febrero de 2013

¿Qué queremos y cómo lo queremos?

Mientras hago como que estoy haciendo trámites en la vida para acabar cosas y llegar a ser quien quiero ser, voy esquivando las preguntas clave. Preguntas como: ¿Y qué es lo que realmente quiero hacer? ¿Qué versión de mí misma me gustaría ser?

Escurrir el bulto porque estoy muy ocupada no servirá de mucho. Esta es una de esas cosas que no se resuelven solas. Parece ser que en el rincón tranquilizador de mi cabeza quiero pensar que en realidad cuando venga la oportunidad la sabré ver y de alguna manera intuyo qué podría pasar. ¿Pero es eso realmente una elección mía, algo que deseo? ¿De qué manera si no tomo ninguna decisión puedo implicarme fervientemente a actividades que me configuren como persona? Por supuesto, ocurre que no veo resultados y nada parece tener sentido; lo cual es normal cuando no me he propuesto ninguna meta. "Hasta donde llegue", me digo. ¡¿Pero en qué dirección?!

Es todo un engaño. Quiero creer que soy de esas personas que no siguen un patrón de vida predefinido, que realmente hace lo que quiere. Y si bien es cierto que en cada momento hago lo que me plazca y nunca me arrepiento, lo que hago es dar vueltas como una peonza. Un día pararé de girar y se habrá acabado todo, me habré acostumbrado a una vida normal y corriente y mis motivaciones en la vida serán llegar a fin de mes y conseguir vacaciones.

No, no. Estoy segura de que no es eso lo que quiero, y sin embargo, tampoco puedo visualizar una opción que me guste.

Hay varias imágenes que me formo mentalmente de cómo me gustaría que fuera mi futuro. Pero me da un poco de miedo pensar que si llego ahí, luego no me podré arrepentir y habré estado perdiendo el tiempo persiguiendo una meta inútil. Quizás todo se reduzca a eso, a que no quiero perder tiempo, a que tengo miedo a equivocarme y tener que rectificar. Rectificar me avergüenza, y no debería. Rectificando se aprende.

Lo confieso, es un prejuicio. No quiero parecerme a esa gente que cambia de opinión constantemente sobre lo que quiere o lo que le gusta. Me desagrada mucho verlo en los demás a la vez que da imagen de inseguridad, debilidad y un punto de locura e incoherencia.

Debo elegir. Por una maldita vez en la vida, arriesgarse no está mal. Escoger, creer en mi decisión y empezar a luchar por ello, y los trámites que vengan por en medio tendrán algún sentido después de todo. Uno lucha para conseguir algo. ¿Para qué si no iba a batallar? Nadie lucha sin causa, aunque ésta a veces sea infundida y no realmente propia. No voy a venir yo a innovar a estas alturas.

jueves, 25 de octubre de 2012

Del tiempo silogístico o la teoría de la relatividad estudiantil y demás verdades.

Todos los que os enfrentéis día a día a la ardua tarea del aprendizaje, la entrega de trabajos o proyectos, conoceréis ampliamente los placeres de la procrastinación. (¡Ojo! Para los mal pensados: No es ninguna práctica sexual depravada.)
Para todos vosotros, os dejo este fragmento de una pequeña hipótesis que creo que forma parte de la cultura general que vamos desarrollando a partir de incontables experiencias y que estoy segura de que entenderéis a la perfección.
Mi hipótesis, además, está formulada formalmente en las bases de la lógica, ésa ciencia que ha dado vida a las matemáticas que validan las hipótesis más respetadas vigentes hoy día. Por eso afirmo lo que voy a exponer como cierto hasta que alguien me demuestre lo contrario (y estoy segura de que eso tardará en llegar) ¡Aguante Popper! (Para los mal pensados o los drogadictos, tampoco es lo que pensáis.)

Ea, allá va:


A más tiempo de trabajo disponible, más distracciones.
Las distracciones sustraen parte de ese tiempo disponible, por tanto:
A más distracciones, menos tiempo.

Conclusión: A más tiempo menos tiempo.

Y es así, amigos, como los estudiantes entendemos la teoría de la relatividad y cómo el tiempo puede dilatarse y encogerse de manera inversamente proporcional a nuestra voluntad. Procrastinad en paz. Amén.

viernes, 3 de agosto de 2012

Te matan antes de muerto.

Iba caminando en dirección a casa cierta tarde de verano después de una purificadora clase de danza. Como es de esperar en los trayectos desde la academia hasta casa, no suelo fijarme mucho en las cosas que me rodean, sino que percibo detalles sensoriales distintos de los visuales pues estos, maquinalmente, están controlando el tráfico, los semáforos y los caminos más cortos y más rápidos hacia casa.

Sucedió que me llamó la atención un olor... Tras clasificarlo en mi cabeza casi automáticamente como olor a muerte, mi atención se concentró en explorar el estímulo percibido, tan poco común. Indago en la asociación con la idea de la muerte, y descubro que el olor tiene un parecido asombroso con el formol, y automáticamente lo comparo con éste (pues el olor del formol tiene la "cualidad" de incrustarse en las fosas nasales y ser muy característico). Busco a mi alrededor con la vista, y me percato de una anciana que caminaba del brazo de una mujer de mediana edad justo delante mía, y la hipótesis de que el olor sea en realidad el perfume de la anciana me sorprende y aterra.

No concibo a imaginar qué clase de persona descerebrada podría crear un perfume con olor a disolventes clorados que tira para atrás y que serviría para ahuyentar a todos los mosquitos en 1 kilómetro a la redonda. O qué clase de persona podría comprarse y usar voluntariamente tal sustancia. Y también me pregunto si la mujer de al lado no está también hasta las narices (literalmente) del discreto olorcito.

Quizás fuera un suero, pomada, crema, desinfectante o vete tú a saber. O podría ser formol de verdad y resulta que la quieren conservar... De una manera muy tóxica, por cierto. Pero a mí lo único que me parece es que aquí, en cuanto incordias, ya te ponen una patita en el ataúd. Te dan por muerto antes de que lo estés. Te quitan de en medio.
Te recuerdan diariamente y con olores, colores y estertores de muerte que eres viejo, y que tu fin se acerca... y que a ver si llega pronto que lo único que haces es incordiar.

Te matan antes de que lo hagas por ti mismo. Por ahorrarte el esfuerzo, vaya.

miércoles, 11 de enero de 2012

La era del aburrimiento y la socialización 2.0

La aparente era de la tecnología sólo es un intento desesperado de huir del fantasma del aburrimiento.

La gente tiene miedo a la soledad, y la forma de socializarse se está convirtiendo en algo tedioso. La vida en las ciudades es agobiante, superficial. Las calles están abarrotadas de gente que no conocemos, lo que nos genera una sensación de "no pertenencia" a nada. Es en este contexto en donde las tribus urbanas comienzan a gestarse y evolucionar. Un individuo necesita sentirse parte de algo, perteneciente a un colectivo. El colectivo común masificado actual se nos queda grande, sin embargo, todos andamos dentro de él, estemos o no más o menos a favor o en contra del denominado "sistema". No se puede huir del sistema, porque lo es todo. Al igual que aunque ahora decidamos que no creemos en la religión en la que estamos bautizados y no nos confirmemos o no practiquemos, nuestros datos siguen engordando sus listas. Salir de ellas es un papeleo imposible que no todo el mundo se toma la molestia de hacer.

Por otra parte, podemos cubrir nuestras necesidades sociales desde casa. El auge de las redes sociales es una buena prueba de ello. Uno mantiene el contacto con aquellos con los que se siente perteneciente de alguna manera: compañeros de estudios, trabajo, conocidos, amigos de "salir", mejores amigos... Pero la red 2.0 con el tiempo no puede acabar reflejando otra cosa que la realidad misma, que acaba trasladándose y conquistándola. Por eso a veces nos preguntamos por qué tenemos a tal o tales personas en las redes sociales si no nos interesa su vida, si no tenemos trato. Es posible que hasta por la calle ni le saludemos. Nuestros fantasmas nos persiguen hasta colonizar internet. Llega el momento en el que nos volvemos a sentir incómodos y se nos hace pesado y tedioso tener a tanta gente, y a tan pocos amigos que merecen la pena. Unos ante esto se resignan e ignoran a estos amigos "adorno", otros dan un paso más y eliminan a estos otros seres de las susodichas redes sociales. Y los más drásticos desaparecen de éstas. De ellos, unos vuelven a empezar de cero después de un tiempo, otros, desencantados, no...

En principio, las redes sociales no tienen por qué implicar una insocialización del individuo por reclusión en sus casas ya que al estar en contacto en TODO momento con sus amigos, recibe planes/quedadas más a menudo, que llenan el tiempo que podía emplear en otras tareas para el desarrollo personal: hobbies, lecturas, disfrutar de la soledad (de la que se huye) y de sí mismos. Pero en cuanto hay tiempo libre, hay aburrimiento. Lo que yo veo sólo son reticencias ante la expectativa de tener que enfrentarse a uno mismo y a la soledad.

Podemos escoger el camino que queramos. Podemos tumbarnos en la cama mirando al techo y pensar sobre lo que nos gusta o lo que no, las cosas que queremos cambiar de nuestra vida, lo que sentimos o creemos. Inventar alguna historia descabellada o divagar simplemente. O podemos encender el ordenador, el smartphone, el mp3/ipod, la tablet, o la tele... y seguro que encontramos algo que nos distraiga.

Luego vienen las quejas de que si el sistema nos tiene sorbido el seso y que nos hacen pensar igual a todos... Cuando lo más probable es que adoptemos por comodidad lo que "piensa todo el mundo" porque no nos paramos a cuestionarlo. Pero lo fácil es echar la culpa a los demás.

El aburrimiento desarrolla la creatividad al dejarnos solos frente a  un papel en blanco, frente a un enemigo a quien tememos: nosotros mismos. Es más facil tomar el camino andado y sin piedras. Es más fácil entretenernos viendo lo que hacen los demás, con quien van o vienen, o quién es el más popular en X red social porque recibe más visitas, comentarios o fotos. ¿Cómo se consigue esto? Escribiendo en un tablón o muro alguna tontería sentimentaloide o poniendo citas fuera de contexto de algún autor archiconocido. Porque queda guay. Así los demás podrán ver lo interesante que eres. O cuántas veces sales y te emborrachas. O las fotos con tu nuevo novio/ligue hiperguapo y buenorro. O la cantidad de sitios que visitas. Es guay. Y divertido. Y te hace entretenerte mientras luchas por ser el "más mejor" al menos en tu cibermundo.

Hay que canalizar esas ganas de luchar en algo más personal. Hay que enfrentarse a uno mismo. No hay que dejarnos engullir por las tecnologías que nos asfixian hoy en día, sino considerarlas instrumentos útiles para nuestro propósito (aunque la distracción a veces no se pueda evitar).

¿Sabéis cuánto hace que no me aburro y no tengo nada que hacer? Pues os lo diría, pero ya ni lo recuerdo. Leo, escribo, bailo, canto, escucho música mirando al techo, reflexiono, salgo un rato, estudio otro, veo películas, pienso sobre ellas, comparo literatura, miro a la gente pasar... Por supuesto que caigo en la trampa de las redes sociales y si me descuido y pierdo las riendas, mi vida se convierte en algo vacío e incómodo. En quedadas con gente que no me aporta nada, en una forma de ser que reprime ciertas inquietudes para quedarse en el plano de lo banal, para darme cuenta de que todo es apariencia y de que cada vez estoy más sola, desagusto, incómo, que no soy yo misma y pierdo el tiempo. Pero trato de encauzarla siempre, de conocerme más y preguntárme qué es lo que quiero de verdad. Y cuanto más indago en ello, más lejos estoy de entenderme a un nivel complejo. Porque cuando abro una puerta, me aparecen dentro 5 más.

Todo esto es sólo una sugerencia. Es muy fácil echarle la culpa a los demás, al sistema o a quien sea, cuando la responsabilidad de hacer de nuestras vidas algo significativo es cosa nuestra. Esconderse tras entretenimientos que nos roban el tiempo que podríamos dedicar a nosotros mismos es sólo huir. Huir de la vida, caminar hacia la muerte, de la que sin embargo no podemos hablar porque sigue siendo tabú. Porque nos da miedo que llegue el momento de dejar de existir y darnos cuenta de todo lo que podríamos haber hecho con nuestro tiempo y no hicimos.

domingo, 16 de enero de 2011

El 'Dandy' del siglo XXI

Notas pre-lectura:

1) Os percatareis, al menos al principio, luego se va relajando xD de un lenguaje poco propio de mí. Es que acababa de leer a Baudelaire... y sin darme cuenta copié un poco su estilo. Mucho lenguaje literario, metáfora y enrevesado orden de los conceptos, superlativamente adjetivados con elegancia y punzante crítica versificada. En fin, ya me estoy pasando otra vez, pues "Los paraísos artificiales" me inspiraron a pensar sobre esto que leeréis más abajo. No me preguntéis cómo he llegado a ello leyendo sobre el hachís y el opio, pero ya sabéis que mis procesos mentales son más bien poco lineales jaja

2) Debería ser muuuucho más largo, tengo muchas cosas que contar, pero me dió en ese momento de aquel día la inspiración y escribí... y luego lo dejé. Y como sé que se me va a olvidar, no quiero que se quede en el tintero, y lo subo. En principio iba a ser una crítica-ensayo sociológico, pero se quedará en simple pretensión. Tampoco soy yo una socióloga como para tener base sobre la que apoyarme y hacer un ensayo serio, y tampoco soy crítica ni nada... sólo soy una rarita que se cabrea con el mundo y lo pone a parir,  o una quejica que se mete con todo aquello que sea demasiado "corriente", supongo que es mi consuelo. Aún tengo derecho a la queja xD

3)Es interesante comparar mis pensamientos de recien entrado el 2011 con aquel texto de hace 4 años aproximadamente, que publiqué en enero de 2009 en este blog. Se puede leer aquí. Una muy curiosa y más interesante comparación. Aunque no lo pueda apreciar bien, puedo ver una clara evolución en mi forma de pensar, algo más abstracta, antes centrada en mi entorno cercano. Los ejemplos, la profundidad del tema, el vocabulario más elaborado y los conceptos mejor empleados... Pero la llama que ardía en mi interior y me empujaba a escribir aquello es la misma a la que empleé recientemente. En esencia se basa en algo que siempre ha estado ahí, que crece, se enriquece, evoluciona, pero jamás se extingue. Parece que me vaya a acompañar para siempre. Y me alegro de ello =)

4) Último punto, creo... Primera entrada del 2011 :D Es un buen comienzo, sí señor. Ahí vamos:



Refiérase este ensayo a la clasificación de la personalidad del excéntrico de este novedoso siglo caracterizado por el control masivo de las opiniones. Un régimen dictatorial al más puro estilo romano enmascarado bajo el nombre de democracia se columpia entre la censura y la predicación de la libertad de expresión. Encontramos entonces una sociedad plagada de borregos clonados unos de otros, y lo que es peor, borregos clonados del modelo de tal animal original que se quiere o se conviene, y que el Estado exige subliminalmente mediante prejuicios y bombardeo de cánones y patrones de conducta que se expondrán y elevarán a la categoría casi de ídolo con tal de provocar en la sociedad el efecto de la imitación.

Sin embargo, siguen habiendo individuos que buscan alternativas de vida, de pensamiento. Que le dan más importancia a cosas tan poco materiales como el conocimiento, el sentimiento del arte, la belleza. Es un camino pedregoso, puesto que surcar los difíciles senderos a contracorriente de lo establecido nunca se nos presentará fácil. No les conviene. Sin embargo, es un sendero sin vuelta atrás más que la autoinducción de la ignorancia, hecho verdaderamente poco creíble si se tiene en cuenta que borrarse la memoria sigue siendo técnicamente imposible. Hablo de que se busca que el rebaño ideal sea feliz, para que no se preocupen por su condición o intenten mejorarla, lo que supondría un inconveniente para el sistema. Hacen que la gente crea ser feliz por medio de la ignorancia; es por ello que un individuo que aprende a pensar, es como un virus en un ordenador, pues cumple la función de impedir que la máquina cumpla adecuadamente el propósito para el cual se diseñó: acatar órdenes. Una computadora funciona bien cuando responde a comandos que no son más que mandatos que inconscientemente nosotros, los usuarios de tales aparatos, realizamos ya de manera cotidiana sin percatarnos e incluso exigimos sin más.

Los individuos que se salen del rebaño por su propio pie, suelen ser curiosos, que se pregunten por aquello que no le han explicado nunca, o incluso cuestionan lo que saben. Es necesario que sean individuos de mente abierta por tanto. A aquellos que siguen el modelo propuesto, se les cierra la mente, pensando que todo lo que le han dado como cierto lo es, y quien lo cuestione, pierde el tiempo. La verdad es aceptada como un dogma, como en la religiosidad medieval. Pero esta vez no se impone el dogma mediante el miedo y la amenaza, ahora existen técnicas más sutiles para ello, que hacen al colectivo humano creer que piensan por sí mismos, que lo que viven es cierto, que lo que le cuentan está fundamentado con muchas partes de realidad y una de inteligencia. Duermen plácidamente, y no despiertan porque creen que el sueño es la realidad misma, y en el fondo quizás intuyan que no es así, pero huyen de complicaciones, se dignan a vivir lo que el sistema quiere que vivan, es lo más fácil, y el hombre moderno no busca problemas que le impidan ser feliz. Cree serlo, y exprime ese bienestar relativo que confunde con felicidad, sin embargo, no están llenos de vida, y confunden la felicidad con la euforia del momento, con la felicidad efímera de un suceso favorable azarosamente.

Pero los hay que se preguntan qué pasaría si abrieran los ojos, y despiertan, y luego no pueden volver a dormir, no concilian el sueño como la realidad, porque han visto más allá, y no pueden olvidar. El sueño siempre seguirá siendo una fantasía onírica, y la realidad será un bosque salvaje, en el que adentrarse despacio, pacientemente, con muchos obstáculos y para el que no hay camino previamente surcado o indicado, sólo pequeñas pistas de algún otro insomne que haya pasado por allí y haya dejado su huella sin intención de reconocimiento o fama alguna, sólo para recordar que alguna vez pasó por allí, para mostrarnos su humilde camino, tan válido como cualquier otro más, dentro de la inmensidad frondosa, para animarnos a que continuemos buscando el nuestro. Quién sabe a dónde nos llevará, o por qué escondidos senderos tendremos que perdernos, qué duras pruebas tendremos que superar para nuestra propia supervivencia… Solos, completamente solos, más que nunca y como siempre a partir de ese momento. Quizás alguna que otra huella de algún intrépido explorador que, también camina sin rumbo pero con paso decidido, nos alegre el día. Y aunque eso no cambie nada, y sigamos estando solos, e incluso nuestros caminos sean diferentes, nos reconforte saber que hay alguien más por ahí.

Diciembre 2010 - Enero 2011

martes, 14 de diciembre de 2010

Morir, dormir, quizás soñar...

Esta mañana, cuando he vuelto de clase, me he mirado en el espejo. Será por la luz de este día nublado, pero me he visto la cara demasiado pálida... Los ojos hundidos, apagados, con algo de ojeras que sobre el pálido lienzo de mi rostro se veían más marcada. Una expresión de cansancio, fantasmagórica, con los labios también pálidos. Ha sido un instante, mi mente me ha proporcionado la aterradora visión exagerada de mi expresión cadavérica. Me he quedado inmóvil, la visión se desvaneció, pero mi palidez me la seguía recordando... Y ha sido entonces cuando me he preguntado:


¿Y si muriera mañana?

¿Y si, por una enfermedad incurable, nadie me hubiera dicho que tengo poco tiempo de vida?

¿Qué cosas que parece no merecer la pena arriesgar, pondría en juego? ¿Qué decisiones desesperadas tomaría? ¿Qué divertidas locuras cometería? ¿Que últimas palabras dedicaría a la gente que me importa? Como si me fuera a morir mañana, explotando cada valioso segundo, cada grano de arena del reloj, y expresando lo que pienso y siento...


¿No sería entonces cuando viviría de verdad? ¿No me daría cuenta de que debería haber hecho todo eso antes, para haber podido saborear todos los momentos, y no sólo los últimos?


Bienvenido a la vida, no sabes por cuanto tiempo, así que exprímela, arriesga, gana, pierde, ríe, llora, lucha, ama... Y arrepiéntete sólo de aquello que tu valor te impidió realizar.

sábado, 28 de agosto de 2010


Una imagen vale más que mil palabras. Y como no iba a escribir mil palabras... pues hago un esquema, para que todo quede más gráfico.

Hoy ha sido una buena tarde, no por nada en especial, y por todo. No he hecho nada, sólo me he quedado en casa, delante del ordenador. Nunca me aburro teniendo un ordenador con internet. No hay momento en que no sepa qué hacer, siempre hay algo que buscar, descubrir, y mil pestañas que abrir a partir de nuevos y nuevos descubrimientos que se van encadenando. Y me lo paso pipa, en serio. Creo que soy adicta a internet, pero dentro de lo que cabe, no es una adicción demasiado mala si voy ampliando mi conocimiento en cada aventura a la que me lanzo en el ciberespacio :D Es algo que satisface mi curiosidad momentánea, y a lo que dedicaría horas y horas si no tuviera NADA que hacer... pero para bien o para mal, tengo una vida que llevar. Aún así, esto de buscar es una actividad lúdica bastante (= "pretty" como adverbio, si me permiten el desvarío anglosajón momentáneo) interesante y satisfactoria.

Ahora, centrándonos más en el tema. Si pincháis en la imagen, podréis verla ampliada a tamaño real y completamente legible. Voy a tratar de explicar cómo he llegado a todos los conceptos e ideas que en el esquema expongo, los cuales a su vez se enlazan unos con otros y derivan en conclusiones que también explicaré.

Baudelaire. Así comienza mi esquema. Llevo algo de tiempo pensando en escribir sobre este hombre. Hay muchas cosas que podría hacer; desde una reseña literaria, un análisis de su visión del mundo, de su estilo literario hasta una interpretación del mismo aplicado a una poesía de mi propia cosecha o un ensayo sobre el contexto social y cómo afecta al escritor-poeta y a su vez a sus contemporáneos. El spleen de París...

Ya hemos llegado al segundo punto. El spleen es un término con una historia -tanto etimológica, léxica como conceptual- harto interesante. Acto seguido me sumergí en la lectura de un artículo de la publicación "el mal pensante" que guardé en favoritos otra de mis tardes investigadoras. (Si tenéis suficiente tiempo e interés, leedlo para seguir el hilo al completo.) El artículo cita a un montón de autores relacionados con el spleen, pero me llama la atención Voltaire. Ya me había salido citado últimamente en alguna ocasión, y al leer "[...]podría describírselo aplicando las palabras de Voltaire al final de su Candide: presa de “las convulsiones de la inquietud o del letargo del tedio”.[...]" no pude evitar buscar sobre dicha obra de Voltaire. Recurro a la wikipedia, y en enlaces externos encuentro links con la obra completa para descargar. La descargo y la guardo en mi disco duro para alguna futura lectura (ya se me están acumulando muchas xD)

También encuentro referencias al pensamiento alemán, héroes como Werther (obra de Goethe), Schopenhauer... Ya es otra vez más que me encuentro con este tipo. Decididamente, cuando tenga tiempo, pienso leer algo de este hombre que ya descargué hace tiempo, así como otro documento que añadí a la colección. Esto lleva a mis procesos mentales a recordar el término misantropía fugazmente...

Otro autor que me llamó la atención es un tal Houellebecq que, aparte de por su nombre raro, su sentimiento de tedio en el mundo de hoy en dia despertó mi curiosidad. Tras leer los párrafos del artículo en los que aparece... decidí buscar info en la wikipedia, para averiguar quién es este contemporáneo, que en un mundo donde todos los escritores se copian unos a otros, creando una vasta especie de fondo literario vacío de originalidad y superfluo, destaca con un pensamiento tan peculiar. Es como un Baudelaire moderno con influencias de Lovecraft... Interesante. Es un escritor a cuyo nombre va unida la palabra controversia. Es más odiado que amado, y sin embargo, sus ventas se disparan como la espuma. El tipo es un misántropo en potencia... Yo tuve una época así. Es ahora cuando actualizo el tablón del tuenti con la frase de Houellebecq (estoy empezando a aprenderme cómo se escribe xD). Busco en sus obras alguna que me llame la atención... La última: Enemigos públicos. La más reciente y un intercambio de correos electrónicos con un filósofo francés.

Leo varias opiniones por ahi, esto tiene que ser divertido :D A partir de la segunda vez que el término misantropía llega a mi cabeza, empiezo a prestarle más atención. De pronto recuerdo un fotolog, el de t__death_note__t, cuya última entrada critica a todo lo que se mueve con lengua viperina. Aish, la juventud... Me sorprende encontrarlo aún abierto después de tantos años, lo leo, también los comentarios. Recuerdos... Era divertido estar en contra del mundo. Tengo que recuperar esa vieja actitud ante la vida, la gente me sigue cayendo igual de mal, pero me había acostumbrado a soportarles. Esto no puede ser. La crítica, el gusto de ser odiado, el éxito de la controversia, el "no me importa lo que piensen de mí"... Oh si, tengo que recuperarlo. Me otorgó una personalidad muy fuerte, y cuanto más me enfrentaba al mundo, más seguridad en mi misma cogía. Una idea: ¡Tengo que actualizar el blog con esto! Pero, ¿cómo empezar? Tantos procesos mentales que me han llevado de una cosa a otra, tendré que decir de dónde ha salido todo. He aquí toda la explicación.

Pero un momento, no he acabado. Tras descargarme Enemigos públicos y descubrir que sólo contenía veinte páginas, comencé mi lectura. Puedo decir que lo que parece empezar como la guerra acaba convirtiéndose en un intercambio de confesiones. He encontrado referencias a Baudelaire (¡muchas! para mi grata sorpresa ^^) y a Voltaire (¿otra vez?). Tras terminar la lectura y haber leído varias opiniones sobre el libro (véase 1, 2 y 3), vuelvo a decidir que escribiré una entrada en el blog donde pondré este libro para la lectura de aquellos que lo deseen. Por tanto, lo subo a Scribd (comprobando con éxito que es la primera vez que se sube y no hay documento igual) e inserto el código html en una entrada, lo guardo en borrador. Hago el esquema, fotografía, retoque, subida al blog, guardar borrador... Más tarde me pongo a escribir, y acabo hoy, al día siguiente, después de comer, por fin, el maldito artículo.

Sólo me queda decir... que esto de enlazar cosas es agotador, y más escribirlo. Así que dejaré al cerebro estos procesos mentales y no pienso volver a contarlos. Si no entendéis a qué viene algo, os jodéis xD

Y otra cosa más... No le pongo título, porque no me da la gana, hay tanto tema que me cuesta decidirme, y ya no me apetece seguir pensando ni escribiendo más. Disfrutad de "Enemigos públicos" =)

Enemigos públicos - Michel Houellebecq y Bernard-Henri Lévy

lunes, 28 de junio de 2010

It hurts - Cuestión de cimientos

Odio volverme tan emocional, no lo soporto. Pero ante la expectativa de las circunstancias, me siento cada vez más débil, siento que me afecta demasiado todo.

No soy tan fuerte, ni tan fría, sólo lo oculto, tengo miedo al dolor. Cuando los muros se agitan violentamente, cuando la pared a la que te habías apoyado cede... y cae, dejándote sola, sólo vuelven a quedar los cimientos. Esos cimientos que, al menos, sí que son fuertes... o eso quiero creer mientras me aferro a ellos como última esperanza.

Gracias a las máscaras se me hace complicado aguantar. Gracias a mis miedos, no lo he pasado mal nunca. Tendrá que llegar el día que lo haga. Y entonces me daré cuenta de lo inútiles que son las máscaras, que mi estrategia no me sirve de nada. Debo aceptar ahora sí, que estoy sola, que la vida no me sonríe precisamente, y que aún me quedan cosas por afrontar. ¿De dónde se supone que debo sacar fuerzas ahora?

Por más que intento pensar que no, ahora soy influenciable, soy débil, no estoy segura de mí misma y estoy sola en medio de la multitud. Por más que grite nadie puede escucharme, nadie quiere escucharme y nadie lo hará. Porque envidiaban mis frías máscaras y ahora soy yo quien les envidia a ellos. Con lo seguro que me parecía todo aquello en lo que creía, y ahora lo que siento, cómo me siento... no es un resultado previsto de mi estrategia. Ésto sólo hace que me cuestione todo de nuevo que dude de la vieja estrategia.

¿He seguido siempre el camino equivocado?

Miedo. Miedo a aceptarlo. Porque me doy cuenta cada vez más de que sólo soy una indefensa niña escribiendo tonterías en un blog...

Algún día me tocaría abrir los ojos de una vez...

Necesito aferrarme a algo, a algo real y tangible, para poder seguir luchando. Pero no me queda nada...

"como si la vida no nos pusiera suficientes obstáculos, a veces pasa que tropezamos con nosotros mismos"

Ya no escribo ni siguiendo un orden lógico. Y lo peor de todo no es lo que siento ni cómo me siento, sino que me odio y me doy hasta asco porque odio a las personas débiles, y ahora mismo soy una de ellas. No puedo seguir si ni yo misma me aguanto. Soy una romántica reprimida por la razón, si es que soy algo en realidad. Y como sigue sin importarme lo que piense la gente, no tengo por qué ocultar cómo me siento, aunque luego no quiera que nadie me comente sobre ello. Son asuntos míos. ¿Pero qué debo hacer? Ni mi corazón ni mi razón me dicen nada coherente en estos momentos. Estoy estancada. No sé qué debo hacer ahora.

Está bien, voy a aprender a convivir definitivamente con mi soledad, crearé mi teatro de soledad, donde las obras serán escritas, dirigidas e interpretadas por una misma persona... para un público que no existe. Me refugiaré en el arte. Hoy voy a bailar, a cantar, a disfrutar de la belleza del arte.

Y pienso empezar hoy mismo por una exposición de pintura. Y sí, iré sola.

Bienvenidos al teatro de soledad, empieza la función.
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Un final necesario

viernes, 11 de junio de 2010

Cronichles of an Exile

Crónicas de un exilio I - 8 de junio – 23:09h
A veces… creo en las señales. Acabo de ver una película, remando al viento. Parte de la trama ronda alrededor de Mary Shelley y su obra, Frankenstein. Ella había dado vida a sus miedos, al horror. La criatura expresaba sus más oscuros pensamientos… Acababa de terminar la película cuando mi móvil empezó a vibrar… extraño.
Me entero de ciertas cosas que bien podía haberlas encajado en un filme. Los fantasmas pueden superarte a veces, y esta vez ocurrió. Cuando uno supera las dificultades, a veces tropieza con uno mismo, algo parecido he escuchado hace no mucho en boca de un personaje.
Continuando con las señales, hace unos días encontramos un sobre con unas fotocopias, había una dirección, las llevamos ahí. En el mismo papel donde estaba la dirección, también había escrito en letras manuscritas y mucho más grandes: 7º A. La dirección no contenía un 7º… Está claro que es un piso. Ninguna casa que conozco tiene hasta el 7º, pero el apartamento, sí. Vaya, una casualidad sin importancia. Alguna vez me ha pasado vislumbrar una cadena de señales cuando éstas se resolvieron, al final, porque no las sigo, no las recuerdo o no les presto atención. Para variar, esta vez sí que lo haré.
Hoy ha comenzado mi exilio, de momento estoy genial… Nada más entrar me he fijado en los buzones… En grande, manuscrito y con un tipo de letra muy parecido, he visto el cartel del 7ºA… el número del buzón era el 27. Lo primero que he pensado… un día. El día 27 ocurrirá algo, el qué, no lo sé.
He puesto la tele, para escuchar algo que no fuera el silencio. Necesitaba dejar de pensar en las noticias que acababa de recibir por teléfono. No sería muy difícil. Sabía que tenía que poner la televisión. Zapeando, pero fijándome en los diálogos, he obtenido pedazos de este calibre: “Es hora de ponerse serios”, “estás perdido Mathew”, “deberías…” “Tenía 18 años, se le cruzaron los cables y llamó a un cerrajero”… Todas cobran sentido para mí, si le quitamos la parte última del cerrajero y el nombre de Mathew que no pinta nada tampoco.
He apagado la televisión, no quería escuchar más. Me he puesto música, Dark Sanctuary. Me gusta escucharlo en estos momentos, me da paz y me calma. Estando aquí en el ordenador se me ha ocurrido seguir buscando más cosas con el número 27. De entre los documentos con temario de dichos temas he visto una imagen con título 27, a secas. Casi he temido abrirla, además, cuando guardé imágenes con número fue para el montaje de un video para mi ex (la primera vez que le llamo así), y no me cuadraba mucho. La abrí… La imagen número 27 fue una creación mia llamada “Obscure Anima Liberatio” la cuál ya colgué en el blog, pero lo volveré a hacer, porque ahora es imprescindible:





Claramente esta imagen refleja la liberación de tus propios fantasmas, de la maldad, del rencor, del odio, de la envidia, de lo que te produce sufrimiento y de lo que viles serpientes manipuladoras recorriendo por tu cuerpo y tu cerebro te puedan hacer decir, pensar o sentir. Hay que ser fuerte. Quizás no entendáis nada, tampoco lo deseo, me basta con saber que tiene sentido y que es lo que tengo que saber, y que he llegado a ello por algo.
Por si acaso, no contenta con ello, he seguido buscando, he vuelto a poner 27 en el buscador de la barra de inicio y he visto más abajo otra imagen, esta vez con el título: 27_27. Ésta también la he abierto. Era una imagen de un cómic escaneado de mi infancia. Recordaba esa escena, en la primera viñeta una protagonista le hablaba a su tortuga. Acerqué la imagen para leer las primeras palabras: “¡Cómo te envidio Lechuga! Quisiera un caparazón como el tuyo…”
No me ha hecho falta leer más, claramente ahí se encontraba el mensaje. Las barreras, los caparazones, donde nos ocultamos para ser fuertes. No basta con envidiar tener un caparazón más fuerte, hay que construirlo con constancia, no desearlo; crearlo con tu propia voluntad.
Pero tampoco hay que pretender querer llevar el peso de los demás sin tener un caparazón adecuado. Si te gusta que los demás confíen en ti y te hagan partícipe de sus pesadas cargas, te arriesgas a que te puedan sobrepasar. Cada uno a su vida, y hay secretos que deben ir a la tumba.
No sé qué pasará de ahora en adelante, no sé si seguir considerando que el día 27 ocurrirá algo después de haber encontrado el significado del número.
Debería haber buscado antes la señal… cuando he llegado y he encendido el ordenador… Pero entonces no se me ha venido a la cabeza, simplemente he pensado en el día. Después de los sucesos recientes, he tenido un presentimiento, como si supiera exactamente lo que debía hacer, y he buscado y encontrado dichas imágenes, y he encendido la televisión, y sabía que había cosas que tenía que oír de boca de aquellas imágenes.
Quizás ahora busque el minuto 27 de la película y escuche qué tiene que decirme también. Y recuerdo un cartel naranja por la calle “Eva, ¿crees en las señales? Esta es una de ellas” o algo así…
Ahora sólo sé que existen las casualidades… igual son infundadas, y no creo en estas cosas… ni creo que me salven la vida ni me condenen. Pero después de varias veces ya se hace extraño no empezar a tenerlas en cuenta. ¿Destino? ¿Casualidades? ¿Me he vuelto loca? Quizás sí. Pero a veces… creo en las señales.
Finalizado a las 00:00… Qué hora más redonda, qué extraño es todo…

Crónicas de un exilio II - 9 de Junio – 0:05 (técnicamente ya es 10 de junio…).
A pesar de estar sola, en realidad no paro quieta. Menos mal que he recordado que mañana era el último día para mandar por correo las prácticas de teoría de la ciencia, las cuales no he podido terminar porque necesito algo llamado Internet, el cual no poseo aquí, y necesito acceder a ciertas bases de datos a las cuales sólo puedo acceder desde la red de la universidad, así que mañana para no perder tiempo planeo estar en la uni a las 9 de la mañana. Con el lío de los buses me tendré que despertar pronto, y tengo que volver para comer, esto es, antes de las 2 de la tarde… Me tendrá que cundir, y espero para antes de irme mandarlas, sino me tocará volver a irme por la tarde… Que por cierto viene mi hermana a jugar al tenis con mi yayo y supongo que luego iremos a cenar al Telepizza, por la oferta esta del 1,95.

Por tanto no creo que me dé mucho tiempo a estudiar, me tocará pasar la noche en vela o levantarme pronto el día siguiente también… o pasar esta noche en vela. Sólo voy por el tema 10, e intentando resumir el temario porque esto suena a chino.

En fin, tengo que mirar a ver si la camiseta que he pensado ponerme para bailar quedará bien, no sé de dónde voy a sacar los pañuelos que necesito para ponerme encima de los bombachos, y como no tengo caderín me tendré que poner el pañuelo de monedas, aunque con los pañuelillos no quede bien. Y tengo que agarrar el pareo a la falda por si acaso no quedan faldas de esas para mí, porque no me pienso gastar 50 euros para una falda que dudo que vuelva a usar. El problema es que sólo queda el ensayo del viernes, al que no puedo acudir porque es la función de mi hermana. Sólo queda el sábado, y lo que no tenga de vestuario me lo tendrán que dejar. Al igual que el bastón del saidi… Ya verás, al final me tocará salir con un paraguas o improvisar forrar algún bastoncillo de los chinos con cinta aislante plateada o algo así… Claramente no sólo mis nervios se van a poner a prueba, sino mi capacidad de improvisar. No voy a dejarme vencer por las adversidades. Sin hablar por supuesto de que me tengo que aprender ya las coreografías e interiorizarlas para que no me haga falta ni pensar en qué paso viene después y disfrutar sólo de seguir la música y expresar todo lo que pueda, ya que es algo que me gusta, y lo que debo hacer es disfrutarlo =).

Qué estrés… Qué ganas tengo de que pasen todos los exámenes, y las preocupaciones, y empiece mi verano de verdad.

Aunque para eso también me falta pasar algún que otro mal trago. Los mensajes en botellas que me llegan del otro lado tampoco me traen noticias tranquilizadoras y esperanzadoras. Parece ser que causo mal incluso cuando no estoy presente. Resulta que de pronto todo el mundo tiene cosas contra mí, todos hacen lo que yo quiero y no sé qué más cosas que ya descubriré el sábado después de la actuación (gracias a dios que no antes, lo que me faltaba). Se supone que vamos a decir lo que no nos gusta del resto y a quedar en que todos debemos ceder y demás… En fin, llevo toda la vida haciendo lo mismo ¿y ahora resulta que lo hago mal y no me lo han dicho antes, o es que estoy haciendo algo diferente? Y si no es algo que hago sino que es cómo soy, ¿qué pretenden hacer exponiendo sus quejas? Pero vaya, esto ahora es la menor de mis preocupaciones, que me digan lo que quieran decirme, siempre acabará siendo secundario. Además, volveré al exilio la semana siguiente, así que tampoco me tendrán que aguantar tanto tiempo, mejor para ellos.

Buff, y a todo esto, ya son las 0:30 y yo voy por el tema 10, de 40; y el examen es el lunes. Así que ya no quiero seguir escribiendo más palabras que no me interesan ni a mí. No me iré a dormir aún, quiero terminar el tema y podré descansar más tranquila, aunque menos, pero sobreviviré. Buenas noches, cansados habitantes de la noche. Que el horror no pueble vuestros sueños en forma de pesadillas, pero vivid atormentados por la perfección y la felicidad utópica que anheláis ciegamente. Alguna vez aprenderéis que la felicidad es relativa, no es aquello que creéis, y pequeñas cosas como la soledad, algo de música y el silencio de la noche puede haceros sentir como nunca, con fuerzas para afrontarlo todo. Parece mentira, pero a veces sólo hay que sentarse a escucharse a uno mismo, y a dedicarnos algo de tiempo a nosotros, a auto-apoyarnos cuando parece que todo son adversidades. Hay que ser valiente y afrontarlas, pues otras peores vendrán en un futuro, es lo que hay; y todo lo que no sea sufrimiento y preocupaciones, bienvenido sea pues. Aprovechad lo bueno que ahora tenéis, para poder cruzar el mar tormentoso cuando se nuble vuestro inmediato futuro y la niebla oculte aquello que os hace estar bien.

Y sí, yo soy “feliz” a pesar de todo lo que pueda pasar. Parece que siempre estoy bien; porque me gusta fijarme en la luz en medio de la oscuridad, me aferro al destello que apenas puedo vislumbrar en vez de dejarme aterrar por la inmensidad que me intenta estrangular. Incluso aquella luz parece más bella entre tanta oscuridad. A veces, pasarlo mal es necesario, y debo admitirlo, incluso yo lo he pasado bastante mal alguna vez, pero eso no hace otra cosa que animarme, e incluso me gusta sentir ese nudo en el estómago, ese hastío; porque me hace renacer con más fuerza y valorar lo que tengo, por poco que sea, y lo que soy, y lo que seré, y lo que viviré… que quiero vivir. No puedo perderme nada. Cuando amanezca, la luz incluso me permitirá ver los peces, los arrecifes de coral, y las tonalidades azules del cielo. Y por más que la noche me parezca eterna, sé que SIEMPRE amanecerá después.

Por fin creo que me toca irme. He dicho lo que quería ya… No voy a cambiar el mundo ni la manera de ver las cosas de nadie, pero yo sólo lo escribo, porque me hace sentir bien conmigo misma, y hace parecer que el agobio por el que paso sólo sirve para hacerme más fuerte. Escribir, y sentirme mejor al instante. Quizás pueda decir que me guste estar agobiada, si cosas tan pequeñas pero importantes como estas lo compensan.
Una chispilla de luz para aquellos que la necesiten ^^

I’M JUST TRYING TO BE ME, PROVING WHAT I’VE GOT TO DO. SOME PEOPLE THINK THAT I’M, JUST SITTING ON TOP OF THE WORLD.


Crónicas de un exilio III - 10 de Junio

Hoy escribo a las 19:25, aunque estoy tan cansada como si fueran ya las 11 de la noche. Esto de madrugar y dormir poco… no es lo mío. He dormido unas 5 horas, porque tenía sueño y me acosté pero no me podía dormir. Y claro, esta mañana no había quién me levantara a las 7 de la mañana. Así que sin darme cuenta he caído en el sueño y cuando he querido mirar el móvil (ojo, estaba tan cansada que me he sobado boca arriba y con el móvil en la mano, dentro de la cama xD) eran las 7:40… Bieeeen. Aún así me ha dado tiempo a ir a la uni, cogiendo 2 buses, el 21 y el 23 y terminar allí todas las prácticas de TC, espero que no tenga ningún problema porque el plazo es hoy y no tengo Internet para comprobarlo, a no ser que vaya a la heladería de al lado del cactus cantina (ese mejicano que parece que siempre esté cerrado) porque tienen wifi :D Con lo cual próximamente iré a tomarme un helado. Hoy no creo, quizás después de cenar, aunque por la noche, la poca gente que hay por esta prematura época veraniega y eso de llevar el portátil (siempre camuflado, evidentemente)… no me da mucha confianza. Pero necesito saberlo!!! Y subir el vídeo del saidi para Amelia, pobrecilla :S A todo esto… me lo tengo que aprender jaja Bieeen, sólo quedan 2 días, y mañana muy ajetreado.

También he descubierto que se tarda menos en ir andando que cogiendo buses porque me he vuelto a pata que si no llegaba tarde a comer. Aunque maldita la hora a la que lo he pensado (nunca mejor dicho), podía haberlo hecho al revés porque ¡qué calor! Menos mal que de vez en cuando corría algo de airecillo.

En la uni me he tomado un tiempecillo de tuenti para ver todo lo que tenía y mirar los 16 e-mails, y no he hecho nada más que no fuera el trabajo. Qué responsable me estoy haciendo, y estoy superando mi ciber-adicción (creo… o eran las prisas de que no me daba tiempo a acabar el trabajo jaja). Jooo, pero ahora lo necesito, tengo cosas importantes que mirar, ¡lo juro! No tuenti, sólo subir el video, mandarle el link por e-mail y mirar si ha recibido el trabajo. Pero aún bajándome por el portátil y paseando por el perímetro de la urbanización no he conseguido encontrar ni una puñetera red, sólo he hecho la loca-pardilla-obsesa… ¡pero no me importa! Era importante.

También me he dado cuenta que ahora que ya he acabado con el rollo de las plantitas definitivamente, las veo de otra manera. Por el camino de vuelta de la uni iba: “Mira, plantago lanceolata y una boraginaceae! Cuántas hay por aquí. ¡Oh!, avena sterelis a puñaos… Y mira, muchas gramíneas más. ¡Eh! Esa parece una santolina, la compuesta que puso en el examen, que hijo puta, menos mal que habían dibujitos que si no…” Eso ha sido parte de mi diálogo mental xD. Y ahora veo que por las tardes tengo los recuerdos del día más frescos, creo que pasaré a escribir por las tardes y ya a la noche lo termino, le pondré la puntilla y si me sale algo poético como ayer mejor que mejor. Porque por la noche no sé por qué pero me entra un tedio… Que cualquiera se pone a recordar nimiedades del día. ¡Mierda! Se me ha olvidado actualizar el blog. Bueno, no pasa nada, otro día, aunque vaya más condensado.

Ahora tengo curiosidad por saber si pasará algo esta noche. Todas las noches pasa algo xD así que no terminaré mi bitácora de hoy hasta dar por finalizado el día. Quién sabe lo que rondará mi cabeza luego. Bueno, me medio-despido =) Hasta la noche ^^