miércoles, 15 de diciembre de 2010

Sobre "La metamúsica" de Leopoldo Lugones

He aquí uno de los relatos a los que recientemente he llegado, gracias de nuevo a El Espejo Gótico y su inestimable trabajo, actualizando varias veces diarias con material literario de calidad. Es sorprendente la cantidad de autores, relatos y poemas que se pueden encontrar. Me avergüenza decir que conoceré a lo sumo una décima parte de ellos, si llega. Gracias también a su interés sacando adelante exitosamente espacios web como éste, que he podido leer este curioso relato, el cual he encontrado por internet y subido a Scribd para los ojos y mentes de los más curiosos o interesados:


Prosigamos, pues.

El argumento del relato, es harto ingenioso. Yo lo clasificaría dentro del género de la ciencia ficción... o ficción directamente, pero como está escrito hace un centenar de años, lo dejo pasar. Además, la explicación científica que el mismo relato en sí hace del fenómeno que explica, es de dudosa veracidad científica, como todo en la ciencia ficción. Aún así debo decir que más o menos se asienta bastante bien en las bases físicas de los elementos explicados, a pesar de haber creído encontrar algún que otro razonamiento sin sentido que me ha dejado algo perpleja, cito algunos ejemplos:

Hacer el vacío a una presión de la millonésima parte de la atmósfera (¡millonésima!) en un recipiente de vidrio... La verdad, creo que aquello explotaría. Igual sí que es posible, pero una millonésima parte de la presión atmosférica normal me parece una salvajada. Ya tendría que ser muy potente el aparato que lo produjera, y muy grueso el vidrio que tuviera que soportal tal diferencia de presiones interna versus externamente.

Otro ejemplo, cuando explica que hay un doble revestimiento de vidrio y en el espacio entre ambos recipientes o revestimientos hay agua supuestamente para frenar las ondas sonoras (o como dice en el relato, donde "muere" el sonido), cuando bien es sabido por aquellos que entiendan algo de física, que las ondas se propagan e incluso amplifican mejor por los sólidos y líquidos que por el aire o los gases en general... No hay que ser un intelectual para saber esto. Con que te quedes durmiendo en clase (o te apoyes en la mesa, también sirve), habrás notado alguna vez que los golpes en tu mesa se oyen mil veces mayores, con su consecuente sobresalto xD Los indios pegaban la oreja al suelo para escuchar pasos en la distancia, y si chillas a alguien en una piscina desde lo lejos, te escuchará bastante bien a pesar de tener la boca llena de agua. Puedo asegurarlo, mi hermana se encarga de demostrármelo cada verano...

Bueno, que me desvío. Otro ejemplo que también me ha desconcertado es que un vidrio de color negro restringe o refleja la luz. Cito: "Porque la luz negra tiene una vibración superior a la de todas las otras; y como por consiguiente el espacio entre movimiento y movimiento se restringe, las demás no pueden pasar por los in­tersticios y se reflejan". Primero, es erróneo hablar de luz negra si estamos tratando un objeto, puesto que los colores son un EFECTO de la luz en su superficie. Los objetos no poseen luz propia de uno u otro color y por eso los vemos tal, no. Eso no funciona así. O como dirían las imágenes frikis esas: lo estás haciendo mal xD A ver, los objetos, por sus características de forma y sobretodo material, absorben o reflejan la luz. El color negro se observa porque el objeto absorbe la luz en su totalidad, no reflejando ninguna (nosotros observamos la que refleja). Luego si no vemos nada, vemos negro. El caso contrario ocurre con el color blanco. El resto de los colores del espectro visible son también aquellos que se reflejan. Si apreciamos que un objeto es rojo, es que absorbe el resto de longitudes de onda excepto el rojo.
Aprovechando el tirón de esto de los colores, y hablando de lo del blanco y el negro y la absorción de luz, recuerdo a los lectores a modo de anécdota el por qué en verano da tanto calor la ropa de color negro. Un fenómeno que conozco bastante bien de primera mano, y he podido corroborar xD

No obstante, debo decir que el autor se curró la idea, supongo que se informaría y a pesar de no parecer tener mucha idea de física, lleva a cabo el relato con gran habilidad. Quizás el secreto por el que camufla sus errores científicos cometidos es que lo intrinca tanto en la explicación, que tu mente prefiere creerse lo que lee antes que exprimirse intentando averiguar qué es lo que quiere decir, para ver si lo dice bien o no. En mi caso no lo he podido evitar. Me encanta la literatura, pero soy una chica de ciencias, lo siento xD

En cuanto a la idea principal del autor (descabellada por cierto, pero hermosa) de transformar la música en colores para enseñar, para transmitir a su querido amigo lo que se siente cuando uno escucha o crea música... es una ingeniosidad absoluta, puesto que parece ser que hay quienes no lo entienden. Y eso pasaba antes como también pasa ahora, y seguirá pasando en un futuro... También depende de la persona y sus gustos, pero, al menos yo, soy capaz de interiorizar, apreciar y sentir una buena melodía, depende del género en el que se encuentre. No me refiero a ritmos vacíos, sino a sencillas melodías, de las que quedan pocas. Esas que resuenan solemnes en tu interior como si de un himno se tratase, esas que sientes a tu alma gritar a los cuatro vientos. Las que no poseen letra, pero conoces el sentimiento que intenta transmitir. Esas que te duelen y se te clavan en el alma al igual que aquellas otras que te hacen sentir eufórico, en la cima del mundo. Las que te oprimen hasta hacerte llorar, de tristeza, de alegría (¡qué más da!), sin razón aparente. Esas que te hacen SENTIR, y recuerdas que estás vivo. Esas, amigo mío.

Un fenómeno increíble, cierto, pero menos aún que el de transformar el sonido en color. Nada más que decir, sobran las palabras... ¡Que suene la música!

martes, 14 de diciembre de 2010

Morir, dormir, quizás soñar...

Esta mañana, cuando he vuelto de clase, me he mirado en el espejo. Será por la luz de este día nublado, pero me he visto la cara demasiado pálida... Los ojos hundidos, apagados, con algo de ojeras que sobre el pálido lienzo de mi rostro se veían más marcada. Una expresión de cansancio, fantasmagórica, con los labios también pálidos. Ha sido un instante, mi mente me ha proporcionado la aterradora visión exagerada de mi expresión cadavérica. Me he quedado inmóvil, la visión se desvaneció, pero mi palidez me la seguía recordando... Y ha sido entonces cuando me he preguntado:


¿Y si muriera mañana?

¿Y si, por una enfermedad incurable, nadie me hubiera dicho que tengo poco tiempo de vida?

¿Qué cosas que parece no merecer la pena arriesgar, pondría en juego? ¿Qué decisiones desesperadas tomaría? ¿Qué divertidas locuras cometería? ¿Que últimas palabras dedicaría a la gente que me importa? Como si me fuera a morir mañana, explotando cada valioso segundo, cada grano de arena del reloj, y expresando lo que pienso y siento...


¿No sería entonces cuando viviría de verdad? ¿No me daría cuenta de que debería haber hecho todo eso antes, para haber podido saborear todos los momentos, y no sólo los últimos?


Bienvenido a la vida, no sabes por cuanto tiempo, así que exprímela, arriesga, gana, pierde, ríe, llora, lucha, ama... Y arrepiéntete sólo de aquello que tu valor te impidió realizar.

martes, 7 de diciembre de 2010

Una batalla perdida es una batalla que uno cree que ha perdido.

Creo que debo canalizar mis defectos en algo positivo. Supongo que el orgullo y la venganza pueden tener su lado bueno.

No puedo negarlo, la satisfacción de la venganza es uno de los placeres de la vida que no me arrepiento de disfrutar. Lo malo de dicha satisfacción es que es como un éxtasis, te pega un subidón, y baja. Y ya está. Pero sigue siendo mi éxtasis de venganza. Claro que... en teoría regocijarse en ella es algo malo, sobretodo si te cebas en tu víctima. Pero entonces, si el objeto de tu venganza es algo inanimado, es una lucha interna, o una lucha por unos objetivos que quizás han escapado de ti una vez... Es el momento de sacar la artillería pesada. A veces es necesario pedir ayuda, pero una dulce y fría venganza, un triunfo por la puerta grande... No tiene precio.

Todo es proponérselo, saber trabajar bajo presión, en tiempo record, sacar lo mejor de uno mismo, y obtener la recompensa justa y esperada. Un delicioso placer... que no puedo dejar de recomendar.

Y claro, luego está el tema del orgullo... hay situaciones que no puedo dejar que me pisoteen, es como el honor en la edad media... o la filosofia de los samurai. Y si sé que puedo hacer lo que me he propuesto, es que puedo, y punto. Y no me dejaré amilanar por nada, y el haber fallado no me hará sino más fuerte, me dará más rabia y preparará mi salida triunfal...

Los fallos que hieren el orgullo son humillantes, y joden que no veas xD así que se les resta importancia... Pero las victorias después de caer, son el mismísimo cielo.

La satisfacción de haber dado lo mejor de ti, la satisfacción de un trabajo bien hecho, la satisfacción de que se premia tu esfuerzo, la satisfacción de haber sacado la rabia del berserker y acabar con el enemigo!! No sólo ganar, sino masacrar!!

En resumen: Saber que puedes cumplir lo que te propongas, que pocas cosas hay imposibles si te arrojas a ello de verdad, con todas tus fuerzas y por el camino correcto... o lo que es lo mismo:

I (L) Matemáticas :D