lunes, 28 de junio de 2010

It hurts - Cuestión de cimientos

Odio volverme tan emocional, no lo soporto. Pero ante la expectativa de las circunstancias, me siento cada vez más débil, siento que me afecta demasiado todo.

No soy tan fuerte, ni tan fría, sólo lo oculto, tengo miedo al dolor. Cuando los muros se agitan violentamente, cuando la pared a la que te habías apoyado cede... y cae, dejándote sola, sólo vuelven a quedar los cimientos. Esos cimientos que, al menos, sí que son fuertes... o eso quiero creer mientras me aferro a ellos como última esperanza.

Gracias a las máscaras se me hace complicado aguantar. Gracias a mis miedos, no lo he pasado mal nunca. Tendrá que llegar el día que lo haga. Y entonces me daré cuenta de lo inútiles que son las máscaras, que mi estrategia no me sirve de nada. Debo aceptar ahora sí, que estoy sola, que la vida no me sonríe precisamente, y que aún me quedan cosas por afrontar. ¿De dónde se supone que debo sacar fuerzas ahora?

Por más que intento pensar que no, ahora soy influenciable, soy débil, no estoy segura de mí misma y estoy sola en medio de la multitud. Por más que grite nadie puede escucharme, nadie quiere escucharme y nadie lo hará. Porque envidiaban mis frías máscaras y ahora soy yo quien les envidia a ellos. Con lo seguro que me parecía todo aquello en lo que creía, y ahora lo que siento, cómo me siento... no es un resultado previsto de mi estrategia. Ésto sólo hace que me cuestione todo de nuevo que dude de la vieja estrategia.

¿He seguido siempre el camino equivocado?

Miedo. Miedo a aceptarlo. Porque me doy cuenta cada vez más de que sólo soy una indefensa niña escribiendo tonterías en un blog...

Algún día me tocaría abrir los ojos de una vez...

Necesito aferrarme a algo, a algo real y tangible, para poder seguir luchando. Pero no me queda nada...

"como si la vida no nos pusiera suficientes obstáculos, a veces pasa que tropezamos con nosotros mismos"

Ya no escribo ni siguiendo un orden lógico. Y lo peor de todo no es lo que siento ni cómo me siento, sino que me odio y me doy hasta asco porque odio a las personas débiles, y ahora mismo soy una de ellas. No puedo seguir si ni yo misma me aguanto. Soy una romántica reprimida por la razón, si es que soy algo en realidad. Y como sigue sin importarme lo que piense la gente, no tengo por qué ocultar cómo me siento, aunque luego no quiera que nadie me comente sobre ello. Son asuntos míos. ¿Pero qué debo hacer? Ni mi corazón ni mi razón me dicen nada coherente en estos momentos. Estoy estancada. No sé qué debo hacer ahora.

Está bien, voy a aprender a convivir definitivamente con mi soledad, crearé mi teatro de soledad, donde las obras serán escritas, dirigidas e interpretadas por una misma persona... para un público que no existe. Me refugiaré en el arte. Hoy voy a bailar, a cantar, a disfrutar de la belleza del arte.

Y pienso empezar hoy mismo por una exposición de pintura. Y sí, iré sola.

Bienvenidos al teatro de soledad, empieza la función.
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Un final necesario

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