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martes, 2 de diciembre de 2014

Feedback sobre "Retrograde"

Retrograde es una de mis coreografías cuyo título se debe a la canción homónima de James Blake. Es de la que hablé hace unas cuantas entradas y la que más veces he defendido en un escenario. Propia, claro. En concreto, han sido tres veces. Como yo, esta coreografía ha ido evolucionando en su intención y contenido. En su momento, se basaba en un guión emocional, que voy a exponer para que se complete el proceso de feedback de la obra. No tendría por qué hacerlo, pero me parece que la danza no es un arte fácilmente comprendible, por lo que sólo facilito un poco más la transmisión de la información. Y sólo un poco porque el guión emocional es muy abstracto y se basa en conceptos, expresiones o sensaciones que sintonizan con el estado mental que yo consideraba que la coreografía debía mostrar en cierto momento.

Orígenes

En su origen, pude terminar a tiempo la coreografía (lo cual para quién me conozca sabrá que ya de por sí es todo un logro). Esto contribuyó a generar esa sensación de coherencia y unidad a la obra que me hace no sentirme rara respecto a ella y que en cierto modo, me guste.
Las sensaciones que describí en un principio no me pertenecían. Es una canción muy densa emocionalmente, con mucho insight y la veo un poco como un grito de socorro desde el fondo de un pozo. En el momento de crearla, yo no me encontraba así para nada. Eso sí, simpatizo mucho con emociones límite como estas y puedo jugar con ellas como si fueran mías.

En principio estuvo inspirada por el vídeo de Violet Scrap en el que la bailaba. Algún guiño a su estilo sí que hay, pero es completamente diferente y totalmente mía. Y la progresión emocional va así:

00:00 - 00:24 introducción muy lenta - Vagamos sin sentido, no nos mantenemos en pie apenas.

00:25 - 00:47 empiezan los golpes de música - Tomar consciencia del cuerpo, entorno y circunstancias. De alguna manera empezar a sufrir.

00:48 - 01:13 Estrofa - Nostalgia de tiempos pasados mejores. Sonrisa forzada. No queremos aceptarlo, no podemos. Suplicamos un poco.

01:14 - 01:37 Away - Más fuerza, enséñame que eres fuerte. Estamos enfadadas. Intentar sacar fuerzas de flaqueza, tristeza, frustración, dolor.

01:38 - 02:03 Apogeo - Locura, el dolor nos vuelve vulnerables, y lo tenemos que sacar. Necesitamos mostrarlo. Desesperación, estamos perdidas. Lloramos.

02:04 - 02:26 - Después de caer sólo podemos subir. Empezamos a mirar hacia delante, con lágrimas en los ojos. No nos queda otra, hay que canalizar y enfrentar al problema. Vuelve a agitarnos la vida como un soplo sutil. We're alone now. La presión es fuerte, nos volvemos locas. Revolución, CAMBIO interno.

02:27 - 02:52 - Paramos la presión, y giramos para liberarnos, hemos vislumbrado el camino. Respiramos. Tenemos que luchar! Y no, no va a volver, nada será igual. Así que vamos a enseñarnos a vivir a partir de ahora. Respiramos.

02:53 - Final - Todo frena. Estamos caminando aunque cuesta. Nos vamos y desaparecemos en la oscuridad. Nuestros brazos empiezan a coger aire. Todo está en calma.

Es totalmente una lucha interna frente al dolor, a la soledad y la perdición. Y cómo todo se resuelve como los grandes dramas, sin grandes alegrías sino con esa sensación agridulce de intentar flotar sobre las aguas mugrientas y empezar a concienciarse de que se puede nadar hacia algún lado. Esa serenidad de la mente que da la desesperación y que te aliena un poco pero te permite dar los primeros pasos para avanzar de nuevo por el camino.

Me arriesgué sobre el escenario con una pieza muy emocional, y decidí interpretarla y darlo todo. Hay cosas que aún tiendo a expresar con la cara y no con el movimiento, pues siempre se sigue aprendiendo en esto de la expresión corporal, pero creo que el resultado quedó bastante equilibrado. Siempre podía ser mejor pero con mis recursos, no me voy a quejar.

Destaco una cosa: que pude abrirme en canal al público debido en parte a que los sentimientos y sensaciones que compartía no eran míos. Si bien seguramente lo hubieran sido, porque si no no habría sabido cómo abordarlos, en ese momento me quedaban algo lejanos. Fueron sentimientos creados e irreales, por lo tanto no tuve que exponerme muy brutalmente. Creo que este punto es importante, pues uno siempre tiende a protegerse de lo que siente en el momento. Hay que ser capaz de abstraerse del ego y la experiencia personal y convertirse en un canal abierto por el que fluya la energía que se quiere transmitir.



Segunda parte:

De nuevo, volví a realizar la coreografía como medio año después. Es evidente que no la recordaba y tuve que echar mano del borrador de pasos, del vídeo de ensayo y del guión emocional. Sin embargo, esta vez aparte de que repasar coreografías que ya he bailado me produce una sensación poco amigable de estancamiento, el entorno y las circunstancias no propiciaron que el drama saliera tan brutalmente. Estuvo mucho más contenido. Esta vez, el drama se vivía por dentro, pues no hacía mucho había pasado por una mala época, y la verdad es que no me encontraba con ánimos de abrirme en canal. De hecho, mucha gente de mi entorno de danza no sabía nada de mi estado. Ese afán de esconder se pudo apreciar, aunque sí que se vislumbra en mí como una seguridad y una fortaleza que me aporta una postura corporal interesante. A mi gusto, esta segunda interpretación tiene partes mejores y peores. No se puede tener todo.

También es probable que con el tiempo, la carga emocional de la obra se vaya diluyendo. No lo descarto, y de hecho así me parece que es en realidad.

Introduje variaciones de pasos e improvisé y olvidé distintas partes de las que esperaba. Pero esto es el directo, baby. Ni siquiera llevaba joya alguna sobre el cuerpo. Intenté librarme de las ataduras de la sobrecarga de abalorios y fui allí en mi sobrio traje negro a mostrar danza, simplemente.

The end:

Por último, la maduración de la coreografía se da en la actuación en la tetería d té n té, donde más que un riesgo, para mí supuso un respiro pues era una de las dos piezas que conocía, las otras dos eran improvisación y me generaban más nervios que ésta. Tampoco la repasé demasiado, y preferí no llenar de drama esta vez la actuación porque imaginaba la tetería como algo más alegre y festivo, no tan profundo como la sala en la que defendí la coreografía por primera vez. Opté de nuevo por librarme de los abalorios y la verdad es que mi cara se quedo algo más rígida de lo que quería. No estuve tan presente en el momento, simplemente la bailé con toda la habilidad que pude (¡ese suelo es todo un reto!) y preferí librar a la gente de mis sensaciones de ahogo. No sé si hice bien. Quizás aquí en petit comité y ante tanta gente conocida como había, podía haber hecho despliegue de apertura. Pero bueno, estuvo correcta. Y punto.

Creo que hay un momento en la vida, en la que bailar cierta pieza te hace sentir libre, te quita la carga y la comparte, da sentido a todo. Fuera de esa vez, se puede intentar interpretar, pero el momento ya ha pasado y hay que buscarle nuevas intenciones y matices.


Conclusión:

No sé si desde fuera se aprecia todo lo que intento explicar aquí. Para vosotros igual es una coreografía sin más.

Cualquier comentario que deseéis hacer respecto a la pieza será bienvenido, pues se trata de eso, de recoger feedback. Yo he dado el mío, y conozco las opiniones de varias personas del ámbito de la danza y de mis círculos de amigos, pero me sigue interesando escuchar nuevas opiniones.

Debo decir que, a pesar de todo, a la gente de mi entorno ha sido la pieza que más le ha llegado de todas las que he realizado. Es cierto que es de las pocas en las que intento muy fuerte que llegue algún sentimiento reconocible, pero me alegra saber que ha gustado y que he establecido comunicación con el exterior. También me alegro de la técnica expuesta, que no es excesiva, para no recargar de complejidad una coreografía tan lenta y emocional, pues dificultaría el mensaje. Sin embargo, tampoco es simple, tiene su toque de complejo, innovador, creativo e investigador del lenguaje corporal. Ahora, a por nuevos retos.

¿Qué os parece el guión emocional y cómo le he dado vida a través de los pasos?
¿Os ha parecido que se expresa lo que en primera instancia me propuse?
¿Cómo véis la evolución de la pieza? ¿Qué ha mejorado y qué ha empeorado? O dicho de otro modo: ¿Me he aproximado más al público, o me he ido alejando conforme la coreografía se iba haciendo más antigua?
¿Qué os sugiere esta pieza?
¿Cuál de estas tres es vuestra actuación favorita?
Y si presenciásteis alguna de estas... ¿Se diferencia mucho el momento en la vida real de lo que capta la cámara?

Gracias por compartir esta danza conmigo :)

miércoles, 21 de marzo de 2012

El Caladrius / "How to predict the weather" by Aaron Burch

Introducción:
De acuerdo con la mitología romana, el Caladrius es un ave blanca como la nieve que vive en las casas de los reyes. Supuestamente, el pájaro se niega a mirar a cualquier paciente que no va a tener una recuperación completa. El Caladrius existía en la mitología griega bajo el nombre de Dhalion.

Se dice que también es capaz de tener la enfermedad misma y luego volar hacia el sol, dispersando la enfermedad en su camino y curándose a sí misma y a la persona enferma.

Se dice que es análoga a Jesús, cuya crucifixión ha sacado "la enfermedad" (pecado, ver analogía bíblica pecado-enfermedad) y, a través de su "vuelo" de la tumba, salvó a los pecadores.

Existen muchas teorías en cuanto en donde el mito del Caladrius se inició. Una de ellas sería que no es más que el producto de una imaginación demasiado activa, o que fue creado exclusivamente como una analogía.

Otra es que el Caladrius se basa en un pájaro de verdad. De acuerdo con las descripciones de su ser completamente blanco sin negro, es posible que se base en la paloma, o posiblemente en algún tipo de ave acuática como la garza real. Louis Réau considera que lo más probable es que sea un chorlito blanco.

El caladrius a veces aparece en heráldicas, por ejemplo, como la cresta de Keith William James.

Causalidad:
Este pájaro de buen o mal agüero, que parece haber venido también de la ribera de la noche plutónica, junto con su hermano negro el cuervo de Poe ha hecho su aparición en un libro que he terminado de leer hoy: "How to predict the weather" por Aaron Burch.

Antes de abordar el libro, me gustaría remarcar que llegué a él de forma casi azarosa, gracias a ese peculiar y moderno "no sé, lo leí en alguna parte" llamado Twitter. Esta vez se trataba de un nuevo sistema de pago, que como entusiasta de las ideas originales que soy a veces, me decidí a probar. El método en cuestión se llama "Pay with a tweet". Se basa en la viralidad que se genera a través de las redes sociales como Twitter y Facebook para usarlas en beneficio del autor, que ofrece un contenido a cambio de marketing gratuito y desinteresado. ¿A quién le molesta tener que twittear sobre un libro o una canción que se ha bajado gratis? Mientras no bajes a lo loco y llenes de spam las cronologías de tus amigos/followers, todo va bien. Es además, una manera de hacer marketing online gratuito y efectivo. Estamos hablando de personas reales, que se interesan en tu contenido, y lo comparten. Nótese la diferencia con otro tipo de marketing más agresivo y costoso como los anuncios, llevar una página de facebook, hacer concursos para darse a conocer...

Casualidad:
Volviendo al tema en concreto de este libro: En mi curioseo por varias cosas que se podían "pay with a tweet" llegué hasta un libro que me produjo esa sensación de flechazo con la que de jovenzuela elegía los libros que quería leer. Fue un libro que me llamó la atención, por la portada, por los colores, por el tipo de letra, el misterioso título y su aura melancólica y abstracta que más tarde he podido contrastar.



Consecución:
Por esa clase de misterios de la vida que uno nunca alcanzará a comprender, este libro casi parece que se ha leído solo, o que venía empaquetado como en una especie de caja de Pandora que además de lectura, ha traído consigo el ambiente y el temporal a juego. Es un libro breve, de unas 100 páginas, y muchas de ellas son párrafos aparte en medio de la trama con una suerte de instrucciones, a modo alegórico, que acompañaban la historia dándole ese toque etéreo, misterioso, abstracto y opresivo de un cielo encapotado de nubes de humo gris.

Es una historia sobre pérdida progresiva, sobre extrañeza hacia el otro. Una distancia que crece mientras uno cree que está quieto. La relatividad de dos caminantes que de pronto ya no irán por el mismo camino, que cuando se paran a mirarse, se dan cuenta de que ya no se conocen.

No es una historia meramente triste, sino melancólica, nostálgica, angustiosa... Que si me permitís el matiz, es mucho peor. La opresión constante y el sentirse rodeado de alguien que es un extraño es como una puñalada y desangrarse poco a poco.

El temporal nublado y lluvioso de estos primeros días de primavera me han ambientado exactamente igual que en la historia. Doy gracias a Pandora o a quien sea, pues no siempre a uno le acompañan tanto las circunstancias como a mí esta vez. Y por supuesto, destacar positivamente en este caso la brevedad del libro ya que a pesar de mis deberes de estudiante, llevados entre comillas, me he podido permitir adentrarme en esta mini-aventura.

Consecuencia:
He podido disfrutar de una lectura en inglés. Tengo esta lengua abandonada desde que dejé de estudiarla hará como 3 años. Qué mejor manera de volver a amarla que acariciando su literatura. Ahora a ver si me atrevo con algo más clásico, si no me devora antes a mí.

He tenido una primera toma de contacto con lo que se escribe hoy en día en la lengua de Shakespeare, y me ha dejado buen sabor de boca. Antes de generalizar, al menos el autor me ha gustado. Tampoco estoy muy puesta en literatura actual española, no sé si sigue esta misma línea, pero creo intuir, por lo poco que puedo inferir del conocimiento que poseo de ello, que no. Y mis intuiciones son las mismas que me eligen los libros que me gustan, no pueden equivocarse demasiado.

Para añadir a mi lista de hechos médicos curiosos y simbólico-místicos, el Caladrius este me ha llamado la atención. Le escribiré algo alguna vez. Me gusta que su misterio alcance hasta tal punto que no se sepa con certeza si se trata de una especie real.

Y por último, para acabar con las consecuencias... La novela me ha supuesto un soplo de aire fresco, a pesar de que el enrarecido aire que la protagonizaba, destilaba frescura y me hacía pensar en el solitario vuelo de un albatros surcando el océano pre-tempestuoso.


NOTAS:
  • El libro no está traducido al castellano.
  • Tiene poquísimas reseñas incluso en su idioma original. Ninguna en castellano, por supuesto.
  • Si os ha picado la curiosidad, podéis intentar leerlo en inglés. No perdéis nada.
  • Mi entrada anterior es un fragmento de los párrafos-que-ocupaban-una-página que interrumpían la trama.

martes, 26 de abril de 2011

El panorama sanitario: El ego del especialista

Como muchos de mis lectores sabrán, soy estudiante de Farmacia. Muchas veces me he preguntado qué fue exactamente lo que me llamó de esta carrera, que no suele ser muy popular a la hora de empezar a pensar en el futuro. Siempre llama más la atención estudiar Medicina, Enfermería como otra opción o incluso a veces Fisioterapia, y la imagen que nuestra mente tiene concebida de los profesionales de la salud es también una de las principales influencias que sufre nuestra acelerada e inexperta decisión.

La gran ubiquidad de los médicos (porque sí, están en todas partes) es en gran medida el primer condicionante de su popularidad, o de su impopularidad, pues también son odiados o incluso temidos por alguna parte de la población. Dentistas, médicos de cabecera, pediatras, ginecólogos, psiquiatras, forenses, endocrinólogos, dermatólogos, urólogos... y un montón de especialidades más, que elevan la figura genérica de médico a un nivel de todopoderosidad que ellos mismos acaban aceptando, creyendo y proclamando. No voy a decir nada en contra de ellos. Como todos, los habrá mejores y peores, más avispados o menos y meterán la pata como todo el mundo alguna vez con su diagnóstico. La mayoría son unos buenos profesionales, que desempeñan su trabajo sintiéndose satisfechos con su labor humanitaria (o al menos, dentro del corto lapso de tiempo que les dejan para atender a sus pacientes, pero eso es otro tema controvertido del que no voy a tratar ahora), o eso supongo.
Por todo ello, cuando uno piensa en personal sanitario le viene a la mente la figura del todopoderoso médico, o el enfermero de turno que es “el ayudante” por excelencia del médico. Por supuesto, siempre pensando en este tipo de profesiones como las dedicadas a ayudar a la gente, destacando su gran labor humanitaria, etc. No sé hasta qué punto este llega a ser el motor de más de uno, pero seguro que se dan casos en los que la curiosidad o el interés por el funcionamiento de la “maquinaria humana” y sus anomalías (patologías fuera de la metáfora) es el carbón de caldera.

Más tarde, cuando toca decidir más concretamente el camino a seguir, es cuando uno se topa con carreras menos conocidas como Farmacia, Fisioterapia, Psicología, Terapia Ocupacional (a pesar de compartir facultad con ellos, desconozco el campo específico de actuación de estos últimos), Podología... Y otra vez somos víctimas de los estereotipos: Los farmacéuticos sólo son los que venden en la farmacia, menuda tontería estudiar 5 años para eso. Los fisioterapeutas son los que dan masajes. Los psicólogos sólo se sientan a escuchar problemas de unos cuantos locos y así ganan dinero. ¿Terapia Ocupacional? Eso suena a rollo. Agg, que asquito, podología; todo el día viendo pies, con lo mal que les huelen a algunos...

Sin embargo, en mi caso, vi en un farmacéutico un profesional de sustancias que producen un efecto en el organismo. Vi a un alquimista moderno, a un Galeno, a un boticario, a un druida, a un químico, a un biólogo, a un botánico. Vi un amplio campo del saber, el empleo de la naturaleza, o sus modificaciones, de las cosas que están a nuestro alrededor, para provocar un efecto que puede ser fatal o milagroso. Si para los pizzeros el secreto está en la masa, nuestro eslógan debería ser claramente: El secreto está en la dosis. Fue esta visión fugaz, el interés que me despertó y mis recuerdos de la niñez jugando a brujas haciendo pociones con plantitas del apartamento de mis yayos las que me hicieron decidirme. Nada más. Puedo haber acertado, o puedo no. Aún me lo pregunto, y como no puedo tomar varios caminos a la vez, quizás nunca lo sepa. Pero realmente eso no importa. Me interesan algunas cosas más, otras menos. Y creo no estar motivada por la terapéutica, sino por la fría curiosidad de los efectos de las sustancias en un sistema tan bien organizado, pero con anomalías, como lo es el cuerpo humano.

Soy partidaria, sin embargo, de no meter “mierda” en el cuerpo, véase, sustancias externas. Creo que eso se debe reservar a casos realmente necesarios. Puede parecer que con tanto adelanto farmacológico, los medicamentos son casi la panacea. Rápidos, efectivos e inofensivos. Y no seré yo quién lo niegue. Sin embargo, los efectos secundarios están indicados por alguna razón. Los hay, y en ciertos casos no son lo que se dice pocos precisamente. Estamos hablando de un complejo sistema organizado como lo es el cuerpo humano. El medicamento debe circular por el torrente sanguíneo. Puede ser más o menos específico para actuar con unos receptores concretos o no, pero no puedes evitar que se filtre por otros tejidos en mínima proporción, se elimine por orina, se metabolice creando reactivos peligrosos o interaccione en otras reacciones. No se puede tener una idea exacta del alcance que puede suponer el ingreso de dicha sustancia. Por ello la dosis puede ser veneno y antídoto a la vez, la enfermedad y la cura, la muerte y la vida. Algo que puede hacerte bien también puede, contrariamente, causarte un gran mal.

Si buscamos el significado de farmacoterapia, en la RAE por ejemplo, obtenemos la definición que sigue:
farmacoterapia.
  1. f. Tratamiento de las enfermedades mediante drogas.
Las drogas son (o eran, el término está cayendo en desuso para este significado) materias primas de origen natural que contienen uno o varios principios activos y que no han sufrido manipulación salvo la necesaria para su conservación. También puede interpretarse como sinónimo de medicamento.
Voy a contrastarlo ahora con la definición de fisioterapia, pues tras hablar hace un tiempo con un compañero de facultad que está terminando la carrera de fisioterapia me llamó la atención la pequeña especie de rivalidad, un desacuerdo inconciliable en los métodos para el mismo fin, el estado de salud. Procedo con la definición:
fisioterapia.
  1. f. Med. Método curativo por medios naturales, como el aire, el agua, la luz, etc., o mecánicos, como el masaje, la gimnasia, etc.
A primera vista, me pareció un método interesante en la medida en que no incidía violentamente en el funcionamiento del organismo a través de sustancias que pudieran ocasionar un efecto nocivo colateral. Con elementos naturales, como pequeñas descargas eléctricas, es cierto que se puede llegar a restablecer el estado de salud, por ejemplo, patologías a nivel muscular. En mi opinión, se podría llegar a considerar antes de la farmacoterapia en ciertos casos, como a nivel deportivo o geriátrico e infantil, siempre cuando estemos tratando con el sistema motor, huesos, músculos, articulaciones...

Pero es llevar al extremo pensar que la fisioterapia pueda curar todo tipo de procesos infecciosos bacterianos o víricos, autoinmunes o cancerígenos. Seamos realistas, a veces el cuerpo no tiene las suficientes defensas como para combatir según qué tipo de enfermedades: SIDA, cáncer, tuberculosis, lepra, dengue... Son palabras mayores, son asuntos que a la fisioterapia le quedan far from big without any doubt. No es por restringir, pero la fisioterapia no tiene nada que hacer en estos casos, y por más que lo intente, se está metiendo en terreno que no le pertenece y en el que no se puede defender.

En la carrera de fisioterapia no te enseñan los microorganismos y las enfermedades que producen, el funcionamiento de los órganos, la histología de los mismos, los tipos de receptores que interaccionan con las sustancias que el mismo organismo utiliza para activar zonas, procesos. El metabolismo con todos los enzimas implicados, su regulación y las degradaciones de los nutrientes. No te enseñan a cultivar microorganismos para investigar en su ADN y sus procesos; buscar el punto débil de los mismos, la mínima diferencia respecto a humanos para crear una molécula que por el simple hecho de tener un átomo de nitrógeno en una posición determinada y no en otra puede dejar a una bacteria sin vida y pasar de largo ante millones de otros receptores celulares humanos. Es un trabajo laborioso que requiere conocimientos más amplios y variados tanto de humanos como de vegetales, células tan pequeñas que las estás respirando a cada momento así como propiedades de la luz y sustancias hasta llegar al mínimo nivel: el nivel atómico.

Con esto no pretendo descalificar a un diplomado fisioterapeuta ni insinúo saber más que ellos. Tenemos ámbitos distintos. El suyo les ocupa tres años, el mío cinco, sin más drama. Como bien he defendido antes, cada especialista se ocupa de su campo del saber.

También los médicos, al especializarse pueden llegar a conocer fármacos específicos de aquello que tratan, pueden igualar a un farmacéutico pero sólo en esa parcela específica. No conocen sin embargo las interacciones, síntesis, propiedades y farmacodinamia de los mismos. En la antigüedad, medicina y farmacia serían (de hecho, lo eran) un mismo campo del saber, y ahora en ambas por separado, puedes echar en falta una complementación para tener conocimiento completo y global de la salud. Sería un lujo poder saber todo eso, pero con los avances y la cantidad de información de la que hoy en día se dispone, se ha acabado desarrollando cada ámbito por su lado y en una dirección. Pero no puede verse esto como un atraso, pues es la salud y las vidas humanas las que se ponen en juego cuando un profesional no colabora y se considera autosuficiente o “entendido” en competencias que desconoce. No se completa una terapia de manera eficiente si no existe una colaboración interprofesional, o al menos así es como yo lo considero.

Quizás en un futuro se fomente el trabajo en equipo, no es algo tan lejano. Por ejemplo, en Reino Unido se da en las oficinas de farmacia un trato más personal y prolongado a cada paciente (que no cliente...), que es llevado a una sala cerrada aparte, como si de una consulta se tratase, para entrevistarle sobre su patología, el tratamiento recetado por el médico, si está tomando otra medicación, la dosis adecuada... Incluso teniendo potestad el farmacéutico para comunicar su desacuerdo con el médico y la modificación del tratamiento propuesto. Dejemos apartado el ego para abrirnos a una colaboración en beneficio de la salud, de la humanidad, y no competir por la dominación con arrogancia y aires de superioridad. Un poco de humildad de vez en cuando, no viene mal. Tener conocimientos de una especialidad no nos hace superiores al resto. El panorama sanitario es más que mejorable, pero el fallo se encuentra a nivel individual. Cada uno, a lo que le toca, tolerancia, respeto a otros profesionales, cooperación crítica... Y un paracetamol y mucha agua.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Sobre "La metamúsica" de Leopoldo Lugones

He aquí uno de los relatos a los que recientemente he llegado, gracias de nuevo a El Espejo Gótico y su inestimable trabajo, actualizando varias veces diarias con material literario de calidad. Es sorprendente la cantidad de autores, relatos y poemas que se pueden encontrar. Me avergüenza decir que conoceré a lo sumo una décima parte de ellos, si llega. Gracias también a su interés sacando adelante exitosamente espacios web como éste, que he podido leer este curioso relato, el cual he encontrado por internet y subido a Scribd para los ojos y mentes de los más curiosos o interesados:


Prosigamos, pues.

El argumento del relato, es harto ingenioso. Yo lo clasificaría dentro del género de la ciencia ficción... o ficción directamente, pero como está escrito hace un centenar de años, lo dejo pasar. Además, la explicación científica que el mismo relato en sí hace del fenómeno que explica, es de dudosa veracidad científica, como todo en la ciencia ficción. Aún así debo decir que más o menos se asienta bastante bien en las bases físicas de los elementos explicados, a pesar de haber creído encontrar algún que otro razonamiento sin sentido que me ha dejado algo perpleja, cito algunos ejemplos:

Hacer el vacío a una presión de la millonésima parte de la atmósfera (¡millonésima!) en un recipiente de vidrio... La verdad, creo que aquello explotaría. Igual sí que es posible, pero una millonésima parte de la presión atmosférica normal me parece una salvajada. Ya tendría que ser muy potente el aparato que lo produjera, y muy grueso el vidrio que tuviera que soportal tal diferencia de presiones interna versus externamente.

Otro ejemplo, cuando explica que hay un doble revestimiento de vidrio y en el espacio entre ambos recipientes o revestimientos hay agua supuestamente para frenar las ondas sonoras (o como dice en el relato, donde "muere" el sonido), cuando bien es sabido por aquellos que entiendan algo de física, que las ondas se propagan e incluso amplifican mejor por los sólidos y líquidos que por el aire o los gases en general... No hay que ser un intelectual para saber esto. Con que te quedes durmiendo en clase (o te apoyes en la mesa, también sirve), habrás notado alguna vez que los golpes en tu mesa se oyen mil veces mayores, con su consecuente sobresalto xD Los indios pegaban la oreja al suelo para escuchar pasos en la distancia, y si chillas a alguien en una piscina desde lo lejos, te escuchará bastante bien a pesar de tener la boca llena de agua. Puedo asegurarlo, mi hermana se encarga de demostrármelo cada verano...

Bueno, que me desvío. Otro ejemplo que también me ha desconcertado es que un vidrio de color negro restringe o refleja la luz. Cito: "Porque la luz negra tiene una vibración superior a la de todas las otras; y como por consiguiente el espacio entre movimiento y movimiento se restringe, las demás no pueden pasar por los in­tersticios y se reflejan". Primero, es erróneo hablar de luz negra si estamos tratando un objeto, puesto que los colores son un EFECTO de la luz en su superficie. Los objetos no poseen luz propia de uno u otro color y por eso los vemos tal, no. Eso no funciona así. O como dirían las imágenes frikis esas: lo estás haciendo mal xD A ver, los objetos, por sus características de forma y sobretodo material, absorben o reflejan la luz. El color negro se observa porque el objeto absorbe la luz en su totalidad, no reflejando ninguna (nosotros observamos la que refleja). Luego si no vemos nada, vemos negro. El caso contrario ocurre con el color blanco. El resto de los colores del espectro visible son también aquellos que se reflejan. Si apreciamos que un objeto es rojo, es que absorbe el resto de longitudes de onda excepto el rojo.
Aprovechando el tirón de esto de los colores, y hablando de lo del blanco y el negro y la absorción de luz, recuerdo a los lectores a modo de anécdota el por qué en verano da tanto calor la ropa de color negro. Un fenómeno que conozco bastante bien de primera mano, y he podido corroborar xD

No obstante, debo decir que el autor se curró la idea, supongo que se informaría y a pesar de no parecer tener mucha idea de física, lleva a cabo el relato con gran habilidad. Quizás el secreto por el que camufla sus errores científicos cometidos es que lo intrinca tanto en la explicación, que tu mente prefiere creerse lo que lee antes que exprimirse intentando averiguar qué es lo que quiere decir, para ver si lo dice bien o no. En mi caso no lo he podido evitar. Me encanta la literatura, pero soy una chica de ciencias, lo siento xD

En cuanto a la idea principal del autor (descabellada por cierto, pero hermosa) de transformar la música en colores para enseñar, para transmitir a su querido amigo lo que se siente cuando uno escucha o crea música... es una ingeniosidad absoluta, puesto que parece ser que hay quienes no lo entienden. Y eso pasaba antes como también pasa ahora, y seguirá pasando en un futuro... También depende de la persona y sus gustos, pero, al menos yo, soy capaz de interiorizar, apreciar y sentir una buena melodía, depende del género en el que se encuentre. No me refiero a ritmos vacíos, sino a sencillas melodías, de las que quedan pocas. Esas que resuenan solemnes en tu interior como si de un himno se tratase, esas que sientes a tu alma gritar a los cuatro vientos. Las que no poseen letra, pero conoces el sentimiento que intenta transmitir. Esas que te duelen y se te clavan en el alma al igual que aquellas otras que te hacen sentir eufórico, en la cima del mundo. Las que te oprimen hasta hacerte llorar, de tristeza, de alegría (¡qué más da!), sin razón aparente. Esas que te hacen SENTIR, y recuerdas que estás vivo. Esas, amigo mío.

Un fenómeno increíble, cierto, pero menos aún que el de transformar el sonido en color. Nada más que decir, sobran las palabras... ¡Que suene la música!