lunes, 11 de agosto de 2014

Realidad, y todo lo demás es literatura.

Tiendo a ver a las personas como personajes literarios y las explico como tales. O quizás es al contrario, que trato a los personajes literarios como si fueran personas. Hablo de las diferencias del individuo con lo habitual en personas de su edad y características psicosociales y socioeconómicas. Como si criticara a un personaje, con la diferencia de que desde la perspectiva del personaje literario discuto la veracidad que consigue, mientras que esta veracidad se asume en el caso de las personas y por tanto lo increíble acaba siendo objeto de fascinación y ampliación del rango entre el que se reparte la realidad de la personalidad. Rango que servirá para dar o no credibilidad y nivel de interés a los personajes.

Todo está relacionado. La ficción es tal en base a una realidad subyacente sobre la que se apoya y sobre la que construye otra realidad “ficticia" dentro o fuera de los rangos de veracidad. Algo inverosímil acaba desembocando en falsedad o fantasía. Lo creíble puede perfectamente ser asimilado como real, y podría caber la posibilidad de una existencia de un individuo cuya descripción y circunstancias coincidieran con las del personaje inventado. Al fin y al cabo, si lo encajamos dentro de lo creíble u observado en la misma realidad, ¿no hace que, por azar, este caso ficticio concreto coincida con lo que damos en llamar “real" y lo sea?