viernes, 23 de agosto de 2013

El rollo de la diosa interior

Acabo de ver un vídeo en youtube que trataba el tema e iba a dejar mi comentario. Luego me he dado cuenta de todo lo que tenía que decir y se me ha quedado corto el límite de caracteres de youtube. Así que me vengo a mi propio espacio a soltar toda mi palabrería sin límite de palabras (cuánto daño ha hecho el microblogging).

Primero expliquemos un poco cómo funciona lo de la diosa interior:

Se ha puesto de moda en el mundillo de la danza oriental, supongo que desde el movimiento New Age, una clase de espiritualidad no religiosa que ensalza las virtudes de la Diosa Madre, la Madre Tierra, o variantes.
Yo creo que está fuera de lugar porque una danza cualquiera no debe estar vinculada a ninguna pseudoespiritualidad ni filosofía que no sea la del trabajo y el esfuerzo inherente a la propia danza como actividad física, pero puede haber gente a la que le guste, no lo descarto.
A partir de esta visión de la diosa, se anima a las participantes a identificarse con la diosa madre para ensalzar su feminidad y hacer brotar sus poderes de mujer y porque todas lo valemos mucho.

¿En qué se traduce esto?
Pues básicamente, y frivolizándolo al máximo, es otro tipo de alienación (hablando en plata: de comer el coco) para dar a las alumnas una razón por la que acudir a las clases, porque les reconforta y puede que les eleve el autoestima. Por lo general, la gente que se lo toma como hobby lo hace porque le parece una actividad física entretenida, le gusta bailar, le gusta la cultura árabe o la música, o cualquier otra razón dentro de las miles de posibilidades. Sin embargo, todos sabemos que hay que tener algún tipo de interés especial para que continuar con la actividad no se entorpezca por la pereza y excusas como que hace mucho frío, o mucho calor, que si el cansancio, el dolor de cabeza... El síndrome gimnasio, ya sabéis.
Para mantener el interés o tener contentas a las alumnas, se mezcla la danza con la autoayuda. De esta manera, estás creando una motivación y una necesidad (si se lo creen y las haces sentir bien).

¿Cómo lo hacen?
La mayoría de las veces te hablan de una fuerza o poder interior que tienen todas las mujeres, que está por explorar o liberar, que te hace sentir mejor, divina, más poderosa y segura de ti misma. Esto te dará las agallas para enfrentarte a la vida con más seguridad. Esto no es malo, y me alegro si a alguien le sirve, pero no me gusta el enfoque de que el poder para llevar las riendas de nuestra propia vida es una "diosa" que vive dentro de ti. Algo que eres tú, pero a lo que no habías tenido acceso (luego en realidad es como si fuera algo externo a ti). Creo que las riendas de la propia vida ha de llevarlas una persona conscientemente, y podemos hablar de autoestima, de actitud. Es evidente que la danza sí puede mejorar estos aspectos al darte la oportunidad de expresarte mediante movimientos, puedes sentirte más libre y creativa. Pero el rollo de la diosa madre, y el poder de la feminidad y el "¡chicas, dominemos el mundo!" es muy de anuncio de compresas. De hecho, me hace sentir el mismo sentimiento de desconcierto. Entiendo a dónde quieren llegar pero no puedo evitar sentirme incómoda cuando veo estas cosas. Como si tuvieramos que justificar el que seamos mujeres maravillosas, capaces y felices o dar cuentas a alguien o "algo" por tener virtudes. Lo que faltaba.

¿Y sobre el erotismo, qué?
Otro aspecto, además, es el de las connotaciones sexuales añadidas a la danza por el legado cultural. Es cierto que en los países árabes no está bien visto que las mujeres bailen danza oriental, lo aprenden clandestinamente y bailan en fiestas de mujeres (allí las fiestas de las bodas por ejemplo, están separadas por sexos) porque es considerado por los hombres demasiado sensual, y lo prohíben. Por suerte, en occidente somos más permisivos, pero no nos libramos de las connotaciones sexuales por eso de lo exótico, la poca ropa, la imagen que nos deja Hollywood y los clubes nocturnos donde algunas primeras bailarinas se ganaban la vida. Ahora que, ¿cómo podemos adaptar esta imagen de mujer objeto para hacerla apetecible? Muy fácil, puesto que ahora todas somos mujeres liberadas modernas, que queremos que se sepa que disfrutamos de nuestra sexualidad y somos tan divinas y tan sexys que nos mostramos provocativamente porque nos hace sentir deseadas, sexualidando la danza y colaborando a incrementar los prejuicios sobre ella. Y esta actitud lo único que trae es que te sigan viendo como a un objeto, porque en vez de hacerte valer por tu valía como persona y tus virtudes (y bailar bien puede ser una de ellas), tu intención primaria es provocar un deseo sexual. WTF? Chicas, hay que ser un poco más críticas y menos crédulas.
Me parece muy poco adecuado, por tanto, que las profesoras animen a las alumnas a seducir a hombres. Como si no tuvieramos mejores cosas que hacer con nuestra vida ni hubieran otros beneficios que podemos conseguir con la ayuda de la danza... En fin.

Resumiendo mi postura:
Digo SÍ a la autoestima y a sentirse mejor, pero NO a que la profesora de danza oriental sea una guía espiritual. Y por supuesto NO a sexualizar la danza.
No hay que mezclar las creencias con la danza. No tienen nada que ver. Jamás te imaginarías una clase de ballet en la que te hablaran de Jesús. Pues lo mismo. La autoestima y el gusto por la danza vendrán automáticamente cuando las clases se impartan bien y se conduzca a la alumna por el camino adecuado de aprendizaje.

¿Qué hay que hacer?
Hay que tomarse esta danza más en serio. No está regulada aún, aunque hay algunas iniciativas interesantes y seguramente no se haya conseguido aún porque es muy difícil consensuar los nombres de los pasos, qué estilos son más fieles a la tradición que otros, qué es lo que hay que saber y qué es lo que se ha inventado alguien después. A partir de qué conocimientos puedes ser profesional cualificada y dar clase. Porque considerando la danza como algo fácil (que no lo es) y poco serio, estamos devaluándola y contribuyendo a que crezcan los prejuicios sobre ella en la sociedad. Como si los que ya habían fueran pocos.

P.D.: Parece que esto de la diosa está gustando al fin y al cabo, por eso hace poco hemos podido verlo en otro fenómeno de masas femenino: 50 Sombras de Grey, donde la prota experimenta esa liberación sexual, ese despertar al placer gracias al descubrimiento de su diosa interior. Se lo hace descubrir una relación sado-masoquista con un hombre "malote" que la utiliza y le da lujos a cambio, sometiéndola a su voluntad. En plan pretty woman pero menos romántico. Ahí lo dejo.