sábado, 31 de diciembre de 2011

El vestido azul

Sólo el frío la abrazaba mientras su cuerpo reposaba, vacío de vitalidad, en el taburete redondo con tapete de terciopelo. Ese mismo frío que se colaba serpenteante por las rendijas bajo las puertas para pasar como una corriente que a veces removía los mechones de pelo sueltos que se desprendían de su recogido y le caían a ambos lados de la cara, como si la acariciaran. Le hacían cosquillas en las mejillas, pero ella no se inmutaba. Le daba miedo sentir las caricias de aquel gélido fantasma. Se mantenía con la espalda erguida, sin moverse ni un ápice, evitando incluso el roce del vestido al respirar. Un vestido de raso azul, ceñido a la cintura, de escote holgado, que también acariciaba sus pechos aprovechando la más nimia brisa o movimiento de su caja torácica. 

Así permanecía como un maniquí olvidado cuando se abrió la puerta tras ella. Había escuchado cada paso irrumpiendo en el silencio como una campanada que su corazón reproducía atronadoramente dentro de ella en eco. La mirada perdida ya estaba demasiado anclada al vacío en la pared hacia el que sus ojos miraban sin contemplar. Dos pozos abiertos a su alma atormentada. Fuera quizás llovía.

La figura que entró por la puerta, tan sigilosa que podía escucharse un tic tac lejano de algún instrumento de engranajes que trataba en vano de regir con sus normas el tiempo y se quejaba en alto de que éste transcurría más despacio de lo que él mandaba. Y tan lenta se acercó aquella figura por detrás, que ella se sintió envejecer mientras esperaba en el taburete alguna reacción. Llegó a temer haberse convertido en parte del mobiliario por haber estado allí quieta durante toda la eternidad y que no se percatara de su presencia. 

Pero él la rozó. Desde el codo hasta el hombro, en una descarga eléctrica. Las yemas de sus dedos se pasearon por el suave raso que cubría su espalda. El ruido lento de una cremallera deslizándose hacia abajo. Un escalofrío, la piel de gallina. Ella seguía sin moverse; poniendo toda su sensibilidad en el sentido del tacto. Sintiendo cómo su vestido se tambaleaba debatiendo si darse por vencido o resistir en el cuerpo que lo portaba. Cerró los ojos.

Él dio la vuelta al taburete, con la misma parsimonia y más sigilo aún si cabe, buscando encontrarse con sus ojos. Pero los encontró cerrados. Alargó de nuevo la mano y le apartó sin tocarla los mechones de pelo que tenían la osadía de rozarla como sólo él podía hacer. Ella se sobresaltó al notar el quejido de la raíz del cabello de los mechones ahora privados del tacto de su mejilla, pues no había detectado que ahora él estaba delante. Abrió los ojos, que se clavaron en los de él, y éste quedó paralizado un instante que duró una eternidad entre el laberinto tormentoso al que le transportaron sendos pozos de soledades. 

Sin embargo, él le devolvió serenidad, le dio cobijo y calor en la noche invernal. Posó la mano bajo la barbilla de ella y recorrió su mejilla con el pulgar suavemente de atrás hacia delante, como limpiándole unas lágrimas invisibles, pasando luego por sus labios y notando el aliento cálido que desprendía. Fuera parece que había dejado de llover.

La tomó de la barbilla y con un gesto dulce pero firme la hizo incorporarse. Y el vestido cayó, vencido, dejando su cuerpo desnudo. La atrajo hacia sí sin apartar la vista de sus ojos, que brillaban con la luz de siete soles, y la besó. Apasionada, sensual y dulcemente. El vestido había caído. Ella desnudó su alma. Y se entregó a él por completo.

lunes, 19 de diciembre de 2011

"El silencio del fuego" de Graciela M. Alfonso

Tramo I

Quiero escribir el sordo poema
que complejo juegue en el devaneo,
en la quieta incertidumbre,
y en la mano oscura del dolor.

Quiero escribir en memorias infinitas,
sobre el hombre que camina y olvida;
sobre el misterio, que vecino se aproxima
y sobre la rota existencia humana.

Pero necesito un tiempo extenso
donde albergar las palabras,
para componer un triste verso desnudo
y para no morir, terminando un poema.


Quiero escribir el sordo poema
que trémulo tiemble,
como las azules antorchas
de la senil y amarga sabiduría.


Tramo II

Creemos devenir
en un amanecer remoto
surcando los confines
de nuestras pausas.

Creemos sobrevivir,
delimitando las adyacencias
y las incongruencias
de nuestra extraña malsanidad.

Callados y espantados
sembramos soledades en los vientos.

Es el mito del hombre,
que no halla guarida para su niño
y espanta amores en la vejez.

Es el hombre eternamente solo
en su finitud monocromática,
destruyendo con su prestigiosa ignorancia
el último beso del reencuentro.

lunes, 12 de diciembre de 2011

10.000

La velocidad en el aumento progresivo de visitas que ha generado mi blog es sorprendente, y pese a mi errónea percepción, se ha incrementado exponencialmente. La última entrada que publiqué celebrando número de visitas fue al llegar a las 1000. Hace ya bastante tiempo, en junio de 2009. Después de intentos infructuosos de volver a hacer alguna entrada a las 5000 visitas, que al final se me pasó o no recuerdo si es que acaso me venció la pereza… Ha llegado el momento en el que no puedo huir. Hay que celebrar la entrada en las 5 cifras de visitas, es casi una obligación personal después de haber publicado la entrada “1000” aquel junio. Cuento en mi recorrido de casi tres años y medio con 98 (contando esta) entradas publicadas distribuidas cada año en torno a la veintena.

Me alegra saber que a pesar de todo lo que he podido evolucionar, involucionar, cambiar, proyectar y aborrecer, el blog siempre ha seguido estando ahí. Tanto para mis alegrías como para mis tristezas. Para desahogarme y para expresarme artísticamente, e incluso para alguna que otra chorrada. Sobre la calidad de las entradas no me voy a pronunciar porque no es algo que pueda calificar objetivamente. Sin embargo, supongo que se puede observar una madurez en el contenido y en la forma de mis escritos, lo cual siempre es agradable de percibir.

La verdad es que mirando a mi alrededor sólo puedo alegrarme de que a esta fiesta de aniversario sólo haya acudido yo. El símbolo del blog del teatro de soledad es una alegoría que se mantiene a través del tiempo. Y me parece una excelente celebración el sentarme con un caliente y humeante té rojo a contemplar sus cambios de contenido y recordar con cariño la apariencia que llevó en sus comienzos para compararla con la actual o con futuras ideas de redecoraciones.

Casualmente, continuando con la estética, cada vez es más luminosa. Lo que puede, en principio, no ser significativo. Pero el negro en el exterior implica que se absorben todos los rayos de luz, pues el color negro es el resultado del reflejo de ninguna radiación visible. Así como el blog me ha servido para alejar mis fantasmas y recobrar el aliento, he absorbido la luz que me aportaba, quedándomela toda sin reflejar ninguna. Pero aún así, es posible que un día decida solidarizarme con mis posibles lectores y entregarles un poco de mi luz, aún quedándome yo sin ella. Dejando mi oscuridad dentro para no atormentar a los incautos que entren sin precaución. O quién sabe… quizás pierda el miedo a las sombras que te oprimen el corazón, las acepte y continúe conviviendo con ellas, con el peso en lugar de la levedad. Porque el peso es significativo, da sentido; es una carga que nos lleva a alguna parte. La levedad sólo consiste en huir, en quitarse el peso, en vagar… pero al final, ¿qué se te queda grabado si llevas una vida de levedad?

Termino mi té y me dirijo a clase, satisfecha y orgullosa con el trabajo que he hecho con este humilde espacio del inmenso internet. Sólo puedo sonreír y desear que se cumplan muchos más años y visitas en los que me acompañe.

Hasta pronto, no lo dudéis.

martes, 1 de noviembre de 2011

Óvile

Ayer, volví a ser invisible
a pesar de un llamativo disfraz.
Ayer, volví a huir sin dar explicaciones.
Sin que nadie lo notara.
Me fui andando,
escuchando los gritos de dolor de mis pies.
Pero yo seguí caminando.
No tenía miedo
y no necesitaba a nadie.
Yo podía volver sola a casa,
los cuentos de lobos y caperucitas
sólo son para niños miedosos.


No pasa nada.


El mundo exterior no existe
sólo estoy yo, y yo otra vez,
y esa otra yo a la que no soporto.
Pero durante el camino se alivió la carga.
Música, recuerdos, conversación.
Y un abrigo para no pasar frío.
El camino se hace más corto
ahora que parece que no estoy sola.


Pienso,
pienso a la vez que escucho,
a la vez que siento y recuerdo
con sus palabras de oportunidades perdidas
y 3 años de tiempo malgastado.
Siento,
cosas que no tienen nombre:
una conexión fugaz,
una distancia enorme...
No hay nadie en la burbuja donde duermo,
sino simples espectadores fuera.


Las luces de la ciudad dormida
quedan ya tan lejos,
envueltas en suave neblina onírica.
El universo colapsa en un instante,
y tengo necesidad de reordenarlo todo
de hacer limpieza general.
Cada cosa en su sitio;
tú sí... pero tú no.
Y te quiero fuera ahora.


Y al día siguiente darte cuenta
de que todo está mal...
Y tiene narices
que hayas tenido que darte cuenta
volviendo a casa,
hablando con un desconocido,
a las 5 de la mañana.


Quizás una fuerza extraña que parece cuidar de mi me envió una señal para hacerme reflexionar...
Y mientras tanto, me invento palabras que no existen para sensaciones que no entiendo.

Óvile.


Would anyone hear me screaming behind these castle walls?
There's no one here at all
Behind these castle walls

miércoles, 5 de octubre de 2011

Los misterios del cerebro: El lenguaje y los idiomas.


Hoy vengo a contaros una curiosidad que he aprendido en clase. No es muy complejo, no os asustéis por la foto, es sólo para complementar y darle un poco de vidilla al post.

Como sabéis, pues también lo he nombrado anteriormente en otro post del blog, uno de los hemisferios del cerebro es dominante al otro. Lo común es que ese hemisferio sea el izquierdo, excepto (según la profesora) en los chinos, en quienes predomina el derecho.

Aparte de esto: el lenguaje, ya sea el materno o los aprendidos, también se almacenan en el cerebro. Concretamente en el área de Broca, donde se encuentra el centro del lenguaje. Si observáis el dibujo, se encuentra en el lóbulo frontal casi limitando con los lóbulos parietal y temporal.

¿Y por qué por mucho que aprendamos un idioma, nunca llegamos a dominarlo como el materno? Esta es la peculiaridad de hoy: el lenguaje materno se almacena en el hemisferio dominante (izquierdo en alto porcentaje de la población) y los lenguajes aprendidos, en el no dominante (derecho principalmente).

Tras una lesión destructiva de alguno de los dos hemisferios, habremos olvidado el lenguaje que se almacenaba en el área de Broca de dicho hemisferio. Esto puede ser una estrategia de supervivencia puesto que al tener un idioma en cada hemisferio, tras un traumatismo que inhabilite uno de los dos, aún podemos disponer del otro. De hecho, la dominancia creo que es posible que pueda cambiar en una situación de adaptación después de una lesión. Sin embargo, ello nos imposibilita aprender un idioma que no sea el materno hasta nivel nativo (a no ser, claro, que nuestros dos hemisferios sean codominantes o no domine especialmente uno de ellos sobre el otro, pero no estoy segura de que eso suceda en la realidad).

Pero como en la vida toda respuesta abre otras nuevas preguntas, voy a dejar planteadas algunas, si es que no se os han ocurrido ya...

¿Qué ocurre en el cerebro de los individuos bilingües? ¿Se puede ser realmente bilingüe? ¿Por qué el hemisferio dominante no puede almacenar otros idiomas y el no dominante almacena todos los que aprendemos adicionalmente? ¿Es porque no "caben"? ¿Significa esto que los "otros" idiomas se pueden ir olvidando o sustituyendo por nuevos aprendidos? ¿Ocurre algo parecido con el resto de cosas que aprendemos, sobretodo en la niñez, y que nos resultan muchísimo más complicadas de aprender cuando crecemos: la música, los idiomas, la danza...?
¿Podríamos ser capaces de cambiar nuestras funciones cerebrales o igualar la dominancia de los hemisferios según la situación?

No hay duda de que ya habrán muchos estudios nuevos que respondan a algunas de mis preguntas, pero aún no he tenido tiempo de investigar. Sin embargo, nuevos interrogantes se presentarán cuando desvelemos esto, porque siempre se puede saber más. Y ni siquiera podemos estar seguros de que lo que averiguamos es cierto...

Hasta la próxima, pacientes y comprensivos lectores =)

martes, 4 de octubre de 2011

Diario de Soledad (I)

Un día más, que no un día cualquiera, sucedía y hacía avanzar, casi con lentitud rencorosa, las manecillas del reloj. La misma lentitud con la que los números cambiaban en los nuevos marcahoras digitales de los ordenadores o teléfonos móviles.

Había que intentar distraerse, y una parte de mi quería leer, pero la otra sólo estaba llorando, lamentándose de todo y echando de menos por adelantado imágenes bellas que jamás volverían a repetirse. En el fondo un regusto amargo de pensar que quizás podía haberse visto venir, que nunca fue algo seguro y tendría que haberse andado con pies de plomo. También había decepción, de parecer no haber significado nada. Nunca hubo cartas de amor, ni rosas en la cama, ni ganas de gritar al mundo lo mucho que me amaba. Siempre ha sido algo que se me ha quedado pendiente. La gente ha cogido manía a esos pequeños gestos, incluso a veces yo me siento partidaria de renegar de ellos tachándolos de cursis. Sin embargo, en el fondo, soy la primera a la que un simple “Nick” en el Messenger o la exhibición de una foto juntos le haría ilusión. O incluso que su familia hubiera sabido de mi existencia. Pero no… ¿Por qué conmigo no? Me duele pensar que a pesar de haber dejado huella, no parezca haber sido tan importante. Seguro que la gente de fuera piensa que estaba destinado al fracaso, que él había cambiado. Seguro que piensan que por mi culpa se volvió frío, distante, se alejó de cierta gente, dejó de ser cariñoso. "¡No, no, no! ¡Yo no he hecho nada! ¡No le entendéis!" Pero la gente me ignorará, y a veces ni siquiera yo creeré mis propias palabras.

Acabo de recordar la Nochevieja, y lo importante que fue empezar el año deseando muchos años más juntos mientras nos tomábamos unos ricos bombones en lugar de las tradicionales uvas. Años que jamás llegarán. ¿Será verdad que no tomar uvas trae mala suerte? ¿O es que no debería haber pedido en tantas ocasiones el mismo deseo? Puede que se anulen… Al menos, sería una explicación que me ahorraría disgustos futuros.

Pero todo esto no tiene más vuelta de hoja. Reconozco en él un alma afín, y ha dicho un “basta” y un “ya nunca más”. Y sé que se cumplirá, que se mantendrá, porque a pesar de ser más inestable en sus decisiones que yo (al menos en lo que al pasado respecta), sé que cuando dice ese “basta”, lo dice para siempre, como yo lo he dicho alguna vez en la vida en ocasiones pasadas. Pero porque siempre tenía quejas, porque no era lo que buscaba, pero esto hubo un tiempo en que parecía tan perfecto…

Es inútil esperar y sin embargo quiero hacerlo. No va a ser lo mismo, y no sé si podré verle de otra forma o me consumiré día tras día como aquel verano pasado en el que cada día bebía el amargo veneno como si de un medicamento repugnante se tratara, aguantando 6 meses, medio año, intentando olvidar… Para después renovarme con fuerzas infinitas, como si esa época de olvido jamás hubiese existido. Mi corazón nunca le olvidó, y no le olvidará, lo sé. Mi alma y la suya fueron una, pero ya no lo serán más, y desde entonces estaré incompleta.

Y moriré sola, lo sé, porque he perdido al hombre de mi vida. Dicen que cuando llega ese amor de tu vida lo reconoces. Y yo lo reconocí. Estaba conmigo, pero se fue… Solo me queda esperar que acabe en un lugar mejor. No puedo sino desear que, al menos, él pueda llegar a ser feliz. Al fin y al cabo, en cuanto a mí… daría mi vida por él sin dudarlo un solo instante. Qué menos que seguir siendo su hada madrina, su ángel de la guarda, aunque me muera de envidia cuando no sea yo la persona que le haga feliz y malgaste mi vida sin pasar página, releyendo el mismo pasaje del cuento… intentando hacer feliz la suya.

De pronto, estoy desabrochándome las zapatillas. ¿Dónde estoy? ¿Qué estoy haciendo? Lo recuerdo, tengo que bailar. Eso se supone que me gusta. "Todo está bien, aún podemos respirar" me dice mi yo interno hablándome. Vaya, que despistada soy, se me olvidó hacer el doble nudo en la zapatilla izquierda.

Acabaré volviéndome loca, si es que no lo estoy ya.

sábado, 1 de octubre de 2011

El pescador

- Una poesía de las que me gustan, con final feliz:
Hinchada el agua, espumajea,
mientras sentado el pescador
que algún pez muerda el anzuelo
plácido aguarda y bonachón.
De pronto la onda se rasga,
y de su seno—¡oh maravilla!—
toda mojada, una mujer
saca su grácil figurilla.
Y con voz rítmica le increpa:
—¿Por qué, valiéndote de mañas,
hombre cruel, tiras de mí
para que muera en esta playa?
¡Si tú supieras qué delicia
allá se goza bajo el agua,
tal como estas te arrojarías
al mar, dejando en paz la caña!
¿No ves al sol, no ves la luna
cómo en las ondas se recrean?
¿Doble de hermosos no parecen
cuando en las agujas se reflejan?
¿No te seduce el hondo cielo
cuando su azul, húmedo muestra?
Cuando este aljófar lo salpica,
¿del propio rostro no te prendas?
Hinchada el agua, espumajea,
del pescador lame los pies;
siente el cuitado una nostalgia,
cual si a su amada viera fiel.
Cantaba un tanto la sirena,
todo pasó en un santiamén;
tiró ella de él, resbaló el hombre,
nunca más se dejó ver.
- Feliz depende de como se mire... porque si entendemos que se va con la sirena a su mundo onírico bajo el agua... bien. Pero no es feliz si piensas que muere, ¡que es lo que en realidad pasaría!jajaja


Era un toque irónico lo mío. Sé perfectamente que muere jajaja


- Pues no estes tan seguro... es una metáfora precisamente de la evasión, de que hay mundos mejores. No siempre la muerte significa la muerte, querido amigo ;) El pobre pescador, tras escuchar las esperanzadoras palabras de la sirena, sólo quería huir de su realidad.


- Y creo que acabó en el fondo del mar :)
Las sirenas son muy malas


- Bah, tonterias. Yo las conozco y son buena gente =D

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 No siempre la muerte significa morir ni la vida implica vivirla... En medio estamos los muertos en vida

lunes, 29 de agosto de 2011

La Venus del páramo

El barro de la ciénaga engullía pies y pantorrillas. La venus pálida y ocre luchaba en vanos intentos por alcanzar la orilla, por cruzar el páramo, pero jamás podría salir de aquel charco denso que la atrapaba y la inmovilizaba, engulléndola con más ímpetu cuanto más se esforzaba ella por salir.

La belleza de la venus quedaba tapada por lodo color tierra mojada que, espeso, escondía sus curvas de diosa. De bella diosa enlodada. ¿Y cómo podía ser ella la más bella, la más dulce, la más dichosa… Si todo lo que le rodeaba no era más que espantoso y horrendo fango?. Ni aunque su faz fuera grotesca, sus carnes fueran flácidas, sus movimientos fueran torpes y su voz ronca, podría jamás dejar de ser la bella Venus del páramo solitario. Del páramo solitario.

¿De qué sirve la belleza, la ternura, la firmeza de la carne, la melodiosa voz y los gráciles movimientos sino para hundirse cada segundo más con ellos en el codicioso lodo? ¿Quién recogerá el legado de la bella Venus cuando perezca su cuerpo? ¿Merecerá acaso tal título? ¿Es Bella, la solitaria Venus, diosa de la ciénaga olvidada?

¿Quién llorará su muerte? La muerte de la Bella Venus del páramo solitario. Del páramo solitario.


sábado, 6 de agosto de 2011

¡Doctor, extírpeme el "spleen"!

Lo que tiene estudiar en inglés es que te das cuenta de cosas curiosas como que “bazo” en inglés es “spleen”. Ya he hablado muchas veces en este mi blog del término, de hecho, creo que le dediqué una entrada, y si no lo hice estará sin acabar en borrador, y si no… igual lo soñé, pero al menos sé que leí sobre ello.

No pienso repetir todo el rollo otra vez, así que me centro en la curiosidad que me ha suscitado la semejanza.

El bazo es el único órgano del cuerpo humano que es prescindible. Si se daña, puede extirparse y el sujeto puede seguir haciendo vida normal. ¿Entonces sólo está ahí de adorno? Es una pregunta que probablemente os haréis. Evidentemente no. El bazo tiene sus funciones, en concreto y relacionado con lo que estoy estudiando actualmente se ocupa de la producción de sangre, de células sanguíneas, cuyo nombre científico es hematopoyesis (de hemato = sangre y poyesis que supongo que es formación o algo así. Sí, la RAE lo dice: ποησις, acción, creación).

¡Esto es muy grave! ¿Cómo diantres vamos a vivir sin poder renovar las células de la sangre? La vida de los hematíes (glóbulos rojos, sin tecnicismos) es de 120 días aproximadamente. Son los encargados del transporte de oxígeno, que las células necesitan para su metabolismo, esto es: no oxígeno, no vida de célula = muerte de individuo pluricelular. Entonces, si me extirpan el bazo, me debería morir. Pues esta no es razón para alarmarse aún, el cuerpo es más complejo de lo que parece. En realidad parece que el bazo es el órgano secundario de la hematopoyesis. Desempeña esta función durante el desarrollo embrionario, pero luego la médula ósea se la va robando. Con todo, sigue igualmente disponible por si la médula requiere ayuda extra.

Además, tiene otras funciones adicionales no menos importantes: Es reservorio del hierro del organismo, se encarga de la maduración de los glóbulos rojos y de su destrucción cuando les llega la hora. En los casos de extirpación del bazo, es común observar acumulaciones de estas células deformes que deberían ser destruidas en la sangre periférica.

Y no puedo acabar aquí sin mentar su otra función, casi imprescindible, en el organismo: la función inmunológica. Ahora ya se sabe que en los casos de extirpación de bazo hay mayor predisposición a enfermedades de gravedad. Los antígenos (copias del “carnet de identidad” de las bacterias enemigas) se filtran al bazo, que saca el armamento de defensa y las redes que apresarán (opsonizarán) a estas bacterias para luego encarcelarlas (fagocitarlas) hasta destruirlas completamente, sobre todo a las encapsuladas. Todo eso lo explico en metáfora porque la inmunología es, a mi parecer, una de las partes más complejas de la biología, y me es imposible simplificar el proceso, los términos y los elementos que intervienen, porque no pueden tomar nombre más sencillo que el que poseen. Ni siquiera estoy segura de comprender la versión abreviada que se enseña en bachiller. Ya tendré una asignatura de un año para aprender sobre ello, basta ya de desviaciones.

Llegados a este punto, vuelvo a mi tesis inicial: se puede vivir sin el bazo, pero en unas condiciones menos buenas. Ahora es cuando toca reflexionar sobre el tema principal. ¿Por qué se eligió para el estado que describí con el nombre de “Spleen” tal concepto? ¿Qué tiene que ver el bazo con la tristeza, la melancolía y la angustia vital?

No he sido yo la que lo ha deducido, pues el desconocimiento de gran parte de la historia de la medicina me habría impedido llegar hasta él. Todo data de la medicina en tiempos griegos (“spleen” viene del griego: splēn), cuando se adoptó el concepto de los humores y su teoría.

La teoría de los cuatro humores, en vigor desde Hipócrates, aún se siguió utilizando muchos siglos después. Es una teoría muy interesante a nivel anecdótico, aunque es evidente que quedó obsoleta por no ajustarse a la realidad, tras la llegada de la medicina moderna, aunque nunca hay que desprestigiar teorías antiguas, a veces sus dosis de verdad se recuperan con el tiempo. No estoy segura de que este sea uno de esos casos.

Hablando un poco sobre esta teoría, de la cual sabía su existencia pero no su contenido, me he encontrado con datos curiosos. Para comenzar a abordarla debemos saber que antiguamente se consideraba que el cuerpo humano estaba lleno de cuatro tipos de líquidos o sustancias básicas: los humores. ¿Cómo se veía afectada la salud en lo referente a estos humores? Resulta que el equilibrio de los cuatro tipos de humores determinaba el estado de salud de la persona. Estos cuatro humores se definieron como bilis negra, bilis amarilla, flema y sangre. Estos aumentaban o disminuían en función de la dieta o la actividad de cada individuo. Un desequilibrio (bien superávit o déficit) de cualquiera de ellos daba unos patrones de enfermedad característicos y no sólo eso, sino que también alteraba la personalidad. Así pues, un individuo con mucha sangre era sociable, el que tenía mucha flema era calmado, mucha bilis significaba ser colérico y mucha bilis negra era sinónimo de ser melancólico… Pero no vayamos a acelerarnos aún.

No es casualidad que los humores sean cuatro. En la antigüedad siempre han presumido de poder relacionar cosas de distintos ámbitos, las coincidencias numéricas eran tomadas bastante más en serio; y así como las estaciones del año son 4, los elementos que formaban el universo eran 4… ¿Qué más hacía falta para incorporar los humores felizmente en su bagaje de teorías científicas?

Teofrasto y algunos contemporáneos elaboraron la relación entre los humores y el carácter. En una tablita muy simpática que hay por la wikipedia (de cuya veracidad me desentiendo, pero me servirá para mi propósito y para ilustrar la idea general) se recogen los tipos de humores y sus relaciones con la personalidad, los elementos, las estaciones, el clima, los órganos y las características de la persona. Aquí la muestro:
(se me sale del blog, por cierto, queda antiestético y rompe la armonía... pero no me importa)

Humor
Estación
Elemento
Órgano
Cualidades
Adjetivación antigua
Adjetivación moderna
Características antiguas
Sangre
Primavera
Aire
Corazón
Templado y húmedo
Sanguíneo
Artesano
Valiente, esperanzado, amoroso
Bilis amarilla
Verano
Fuego
Hígado, vesícula biliar
Templado y seco
Colérico
Idealista
Mal temperamento, fácil de enojar
Bilis negra
Otoño
Tierra
Bazo
Frío y seco
Melancólico
Guardián
Abatido, somnoliento, depresivo
Flema
Invierno
Agua
Cerebro/ pulmón
Frío y húmedo
Flemático
Racional
Calmado, indiferente

Y efectivamente, como ya se dejaba vislumbrar, la respuesta viene sola. El órgano al que se relaciona la bilis negra (que se creía que en exceso formaba los tumores) es el bazo. Spleen. Melancolía y estados depresivos… Cabos hilados. A partir de la tabla también podría meterme en temas de literatura, seguro que algunos escritores hacen referencia a algo de esto, tengo un par en mente. No obstante, no os doy más la paliza por hoy. Eso ya en otros articulillos de curiosidades.

Sólo me queda añadir una disculpa por si he metido mucho la pata con esto de la teoría de los humores. No he podido informarme mejor por internet, pero lo que he visto, es más o menos esto. Igual algún día me da por aprender historia de la medicina. Tiene que ser curioso comprender los métodos usados antiguamente para curar enfermedades. Si funcionaban es que algo de verdad tendrían. Igual hay algo aprovechable que podría resurgir dentro de unos años con la cara lavada por la adaptación a los tiempos modernos.

sábado, 16 de julio de 2011

B.

- X -
A la una de la mañana

¡Solo por fin! Ya no se oye más que el rodar de algunos coches rezagados y derrengados. Por unas horas hemos de poseer el silencio, si no el reposo. ¡Por fin desapareció la tiranía del rostro humano, y ya sólo por mí sufriré!

¡Por fin! Ya se me consiente descansar en un baño de tinieblas. Lo primero, doble vuelta al cerrojo. Me parece que esta vuelta de llave ha de aumentar mi soledad y fortalecer las barricadas que me separan actualmente del mundo.
 
¡Vida horrible! ¡Ciudad horrible! Recapitulemos el día: ver a varios hombres de letras, uno de
los cuales me preguntó si se puede ir a Rusia por vía de tierra -sin duda tomaba por isla a Rusia-; disputar generosamente con el director de una revista, que, a cada objeción, contestaba: «Este es el partido de los hombres honrados»; lo cual implica que los demás periódicos están redactados por bribones; saludar a unas veinte personas, quince de ellas desconocidas; repartir apretones de manos, en igual proporción, sin haber tomado la precaución de comprar unos guantes; subir, para matar el tiempo, durante un chaparrón, a casa de cierta corsetera, que me rogó que le dibujara un traje de Venustre ; hacer la rosca al director de un teatro, para que, al despedirme, me diga: «Quizá lo acierte dirigiéndose a Z...; es, de todos mis autores, el más pesado, el más tonto y el más célebre; con él podría usted conseguir algo. Háblele, y allá veremos»; alabarme -¿por qué?- de varias acciones feas que jamás cometí y negar cobardemente algunas otras fechorías que llevó a cabo con gozo, delito de fanfarronería, crimen de respetos humanos; negar a un amigo cierto favor fácil y dar una recomendación por escrito a un tunante cabal. ¡Uf! ¿Se acabó?

Descontento de todos, descontento de mí, quisiera rescatarme y cobrar un poco de orgullo en el silencio y en la soledad de la noche. Almas de los que amé, almas de los que canté, fortalecedme, sostenedme, alejad de mí la mentira y los vahos corruptores del mundo; y vos, Señor, Dios mío, concededme la gracia de producir algunos versos buenos, que a mí mismo me prueben que no soy el último de los hombres, que no soy inferior a los que desprecio.


- XII -
Las muchedumbres

No a todos les es dado tomar un baño de multitud; gozar de la muchedumbre es un arte; y sólo puede darse a expensas del género humano un atracón de vitalidad aquel a quien un hada insufló en la cuna el gusto del disfraz y la careta, el odio del domicilio y la pasión del viaje.
 
Multitud, soledad: términos iguales y convertibles para el poeta activo y fecundo. El que no sabe poblar su soledad, tampoco sabe estar solo en una muchedumbre atareada.

Goza el poeta del incomparable privilegio de poder a su guisa ser él y ser otros. Como las almas errantes en busca de cuerpo, entra cuando quiere en la persona de cada cual. Sólo para él está todo vacante; y si ciertos lugares parecen cerrársele, será que a sus ojos no valen la pena de una visita.
 
El paseante solitario y pensativo saca una embriaguez singular de esta universal comunión. El que fácilmente se desposa con la muchedumbre, conoce placeres febriles, de que estarán eternamente privados el egoísta, cerrado como un cofre, y el perezoso, interno como un molusco. Adopta por suyas todas las profesiones, todas las alegrías y todas las miserias que las circunstancias le ofrecen.
 
Lo que llaman amor los hombres es sobrado pequeño, sobrado restringido y débil, comparado con esta inefable orgía, con esta santa prostitución del alma, que se da toda ella, poesía y caridad, a lo imprevisto que se revela, a lo desconocido que pasa.
 
Bueno es decir alguna vez a los venturosos de este mundo, aunque sólo sea para humillar un instante su orgullo necio, que hay venturas superiores a la suya, más vastas y más refinadas. Los fundadores de colonias, los pastores de pueblos, los sacerdotes misioneros, desterrados en la externidad del mundo, conocen, sin duda, algo de estas misteriosas embriagueces; y en el seno de la vasta familia que su genio se formó, alguna vez han de reírse de los que les compadecen por su fortuna, tan agitada, y por su vida, tan casta.

jueves, 14 de julio de 2011

Portishead - Roads




"Roads"

Ohh, can't anybody see
We've got a war to fight
Never found our way
Regardless of what they say

How can it feel, this wrong
From this moment
How can it feel, this wrong

Storm.. in the morning light
I feel
No more can I say
Frozen to myself

I got nobody on my side
And surely that ain't right
And surely that ain't right

Ohh, can't anybody see
We've got a war to fight
Never found our way
Regardless of what they say

How can it feel, this wrong
From this moment
How can it feel, this wrong

[INSTRUMENTAL]

How can it feel, this wrong
This moment
How can it feel, this wrong

Ohh, can't anybody see
We've got a war to fight
Never found our way
Regardless of what they say

How can it feel, this wrong
From this moment
How can it feel, this wrong