miércoles, 5 de octubre de 2011

Los misterios del cerebro: El lenguaje y los idiomas.


Hoy vengo a contaros una curiosidad que he aprendido en clase. No es muy complejo, no os asustéis por la foto, es sólo para complementar y darle un poco de vidilla al post.

Como sabéis, pues también lo he nombrado anteriormente en otro post del blog, uno de los hemisferios del cerebro es dominante al otro. Lo común es que ese hemisferio sea el izquierdo, excepto (según la profesora) en los chinos, en quienes predomina el derecho.

Aparte de esto: el lenguaje, ya sea el materno o los aprendidos, también se almacenan en el cerebro. Concretamente en el área de Broca, donde se encuentra el centro del lenguaje. Si observáis el dibujo, se encuentra en el lóbulo frontal casi limitando con los lóbulos parietal y temporal.

¿Y por qué por mucho que aprendamos un idioma, nunca llegamos a dominarlo como el materno? Esta es la peculiaridad de hoy: el lenguaje materno se almacena en el hemisferio dominante (izquierdo en alto porcentaje de la población) y los lenguajes aprendidos, en el no dominante (derecho principalmente).

Tras una lesión destructiva de alguno de los dos hemisferios, habremos olvidado el lenguaje que se almacenaba en el área de Broca de dicho hemisferio. Esto puede ser una estrategia de supervivencia puesto que al tener un idioma en cada hemisferio, tras un traumatismo que inhabilite uno de los dos, aún podemos disponer del otro. De hecho, la dominancia creo que es posible que pueda cambiar en una situación de adaptación después de una lesión. Sin embargo, ello nos imposibilita aprender un idioma que no sea el materno hasta nivel nativo (a no ser, claro, que nuestros dos hemisferios sean codominantes o no domine especialmente uno de ellos sobre el otro, pero no estoy segura de que eso suceda en la realidad).

Pero como en la vida toda respuesta abre otras nuevas preguntas, voy a dejar planteadas algunas, si es que no se os han ocurrido ya...

¿Qué ocurre en el cerebro de los individuos bilingües? ¿Se puede ser realmente bilingüe? ¿Por qué el hemisferio dominante no puede almacenar otros idiomas y el no dominante almacena todos los que aprendemos adicionalmente? ¿Es porque no "caben"? ¿Significa esto que los "otros" idiomas se pueden ir olvidando o sustituyendo por nuevos aprendidos? ¿Ocurre algo parecido con el resto de cosas que aprendemos, sobretodo en la niñez, y que nos resultan muchísimo más complicadas de aprender cuando crecemos: la música, los idiomas, la danza...?
¿Podríamos ser capaces de cambiar nuestras funciones cerebrales o igualar la dominancia de los hemisferios según la situación?

No hay duda de que ya habrán muchos estudios nuevos que respondan a algunas de mis preguntas, pero aún no he tenido tiempo de investigar. Sin embargo, nuevos interrogantes se presentarán cuando desvelemos esto, porque siempre se puede saber más. Y ni siquiera podemos estar seguros de que lo que averiguamos es cierto...

Hasta la próxima, pacientes y comprensivos lectores =)

martes, 4 de octubre de 2011

Diario de Soledad (I)

Un día más, que no un día cualquiera, sucedía y hacía avanzar, casi con lentitud rencorosa, las manecillas del reloj. La misma lentitud con la que los números cambiaban en los nuevos marcahoras digitales de los ordenadores o teléfonos móviles.

Había que intentar distraerse, y una parte de mi quería leer, pero la otra sólo estaba llorando, lamentándose de todo y echando de menos por adelantado imágenes bellas que jamás volverían a repetirse. En el fondo un regusto amargo de pensar que quizás podía haberse visto venir, que nunca fue algo seguro y tendría que haberse andado con pies de plomo. También había decepción, de parecer no haber significado nada. Nunca hubo cartas de amor, ni rosas en la cama, ni ganas de gritar al mundo lo mucho que me amaba. Siempre ha sido algo que se me ha quedado pendiente. La gente ha cogido manía a esos pequeños gestos, incluso a veces yo me siento partidaria de renegar de ellos tachándolos de cursis. Sin embargo, en el fondo, soy la primera a la que un simple “Nick” en el Messenger o la exhibición de una foto juntos le haría ilusión. O incluso que su familia hubiera sabido de mi existencia. Pero no… ¿Por qué conmigo no? Me duele pensar que a pesar de haber dejado huella, no parezca haber sido tan importante. Seguro que la gente de fuera piensa que estaba destinado al fracaso, que él había cambiado. Seguro que piensan que por mi culpa se volvió frío, distante, se alejó de cierta gente, dejó de ser cariñoso. "¡No, no, no! ¡Yo no he hecho nada! ¡No le entendéis!" Pero la gente me ignorará, y a veces ni siquiera yo creeré mis propias palabras.

Acabo de recordar la Nochevieja, y lo importante que fue empezar el año deseando muchos años más juntos mientras nos tomábamos unos ricos bombones en lugar de las tradicionales uvas. Años que jamás llegarán. ¿Será verdad que no tomar uvas trae mala suerte? ¿O es que no debería haber pedido en tantas ocasiones el mismo deseo? Puede que se anulen… Al menos, sería una explicación que me ahorraría disgustos futuros.

Pero todo esto no tiene más vuelta de hoja. Reconozco en él un alma afín, y ha dicho un “basta” y un “ya nunca más”. Y sé que se cumplirá, que se mantendrá, porque a pesar de ser más inestable en sus decisiones que yo (al menos en lo que al pasado respecta), sé que cuando dice ese “basta”, lo dice para siempre, como yo lo he dicho alguna vez en la vida en ocasiones pasadas. Pero porque siempre tenía quejas, porque no era lo que buscaba, pero esto hubo un tiempo en que parecía tan perfecto…

Es inútil esperar y sin embargo quiero hacerlo. No va a ser lo mismo, y no sé si podré verle de otra forma o me consumiré día tras día como aquel verano pasado en el que cada día bebía el amargo veneno como si de un medicamento repugnante se tratara, aguantando 6 meses, medio año, intentando olvidar… Para después renovarme con fuerzas infinitas, como si esa época de olvido jamás hubiese existido. Mi corazón nunca le olvidó, y no le olvidará, lo sé. Mi alma y la suya fueron una, pero ya no lo serán más, y desde entonces estaré incompleta.

Y moriré sola, lo sé, porque he perdido al hombre de mi vida. Dicen que cuando llega ese amor de tu vida lo reconoces. Y yo lo reconocí. Estaba conmigo, pero se fue… Solo me queda esperar que acabe en un lugar mejor. No puedo sino desear que, al menos, él pueda llegar a ser feliz. Al fin y al cabo, en cuanto a mí… daría mi vida por él sin dudarlo un solo instante. Qué menos que seguir siendo su hada madrina, su ángel de la guarda, aunque me muera de envidia cuando no sea yo la persona que le haga feliz y malgaste mi vida sin pasar página, releyendo el mismo pasaje del cuento… intentando hacer feliz la suya.

De pronto, estoy desabrochándome las zapatillas. ¿Dónde estoy? ¿Qué estoy haciendo? Lo recuerdo, tengo que bailar. Eso se supone que me gusta. "Todo está bien, aún podemos respirar" me dice mi yo interno hablándome. Vaya, que despistada soy, se me olvidó hacer el doble nudo en la zapatilla izquierda.

Acabaré volviéndome loca, si es que no lo estoy ya.

sábado, 1 de octubre de 2011

El pescador

- Una poesía de las que me gustan, con final feliz:
Hinchada el agua, espumajea,
mientras sentado el pescador
que algún pez muerda el anzuelo
plácido aguarda y bonachón.
De pronto la onda se rasga,
y de su seno—¡oh maravilla!—
toda mojada, una mujer
saca su grácil figurilla.
Y con voz rítmica le increpa:
—¿Por qué, valiéndote de mañas,
hombre cruel, tiras de mí
para que muera en esta playa?
¡Si tú supieras qué delicia
allá se goza bajo el agua,
tal como estas te arrojarías
al mar, dejando en paz la caña!
¿No ves al sol, no ves la luna
cómo en las ondas se recrean?
¿Doble de hermosos no parecen
cuando en las agujas se reflejan?
¿No te seduce el hondo cielo
cuando su azul, húmedo muestra?
Cuando este aljófar lo salpica,
¿del propio rostro no te prendas?
Hinchada el agua, espumajea,
del pescador lame los pies;
siente el cuitado una nostalgia,
cual si a su amada viera fiel.
Cantaba un tanto la sirena,
todo pasó en un santiamén;
tiró ella de él, resbaló el hombre,
nunca más se dejó ver.
- Feliz depende de como se mire... porque si entendemos que se va con la sirena a su mundo onírico bajo el agua... bien. Pero no es feliz si piensas que muere, ¡que es lo que en realidad pasaría!jajaja


Era un toque irónico lo mío. Sé perfectamente que muere jajaja


- Pues no estes tan seguro... es una metáfora precisamente de la evasión, de que hay mundos mejores. No siempre la muerte significa la muerte, querido amigo ;) El pobre pescador, tras escuchar las esperanzadoras palabras de la sirena, sólo quería huir de su realidad.


- Y creo que acabó en el fondo del mar :)
Las sirenas son muy malas


- Bah, tonterias. Yo las conozco y son buena gente =D

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 No siempre la muerte significa morir ni la vida implica vivirla... En medio estamos los muertos en vida