viernes, 10 de junio de 2011

Miércoles 8 de Junio - Crónicas del exilio 2.0

Ayer martes no pasó nada destacado,  tuve tiempo más bien de poco. Por la mañana todo marchó normal. Después de comerme una ensalada césar que venía con los ingredientes en un paquetito muy majo, y que por cierto estaba muy buena, me dispuse a partir hacia la biblioteca de la playa. Allí estuve un rato estudiando con Pablo y preparé la clase con Luis, le escribí un texto en inglés yo con mis propias manos, y me di cuenta de que ha pasado mucho tiempo desde que dejé el idioma aparcado. Me costó en algún momento encontrar la expresión que quería, y la falta de perfeccionamiento del mismo hace que la posible riqueza de vocabulario quede tan sepultada mentalmente, que es muy difícil recuperarla. Para esto supongo que leer sería lo mejor, pero la verdad, encontrar libros interesantes que no sean demasiado complejos como para leerlos en inglés es algo tremendamente complicado. También he notado que he perdido soltura con la gramática. Dudo, y tiendo a hacer frases simples porque empiezo a cuestionarme si esto o aquello estaba bien y se podía poner o no. Sin embargo, a mi favor debo decir, que los errores antaño cometidos alguna vez pero corregidos, los he podido recordar. Al menos puedo reconocer cuándo algo está mal.

Entonces, cuando terminé la clase, pues al final entre una cosa y otra, se equivocó de biblioteca (¡se fue a la UA!), tuvo que venir, y la hora de clase… ya nos cerraron y me fui a coger el tram. La verdad es que aún le queda, y tiene el examen el viernes, pero yo no tengo tiempo que perder porque tengo millones de cosas que estudiar para la semana que viene, o como yo la llamo: la semana fatídica. No la llamaba así, pero se me acaba de ocurrir y me gusta. Nadie va a venir a contradecírmelo.

Ayer casi no me podía dormir. Supongo que no fue el café malo de máquina que me tomé por la tarde, porque sería muy triste que aún me durara el efecto tras tanto tiempo siendo unos inútiles polvos en agua caliente… Estuve atormentándome (sin querer, lo juro) con malvadas ensoñaciones del también ultramegafatídico día 15 (el día que me hacen los análisis, para quien no lo sepa. Les tengo pánico a las agujas clavándose en mi piel). Que desagradable, por favor. Entonces mi mente luchaba por intentar recuperar el dominio de mi voluntad aunque sólo fuera en las ensoñaciones mismas. Debo decir que recité algunas citas muy chulas, y mi teatro mental quedó estupendo. Otra de las cosas que mi malévola mente empezó a planear fue la estrategia de escondite por si los improvistos de hoy. Llegué a pensar cosas muy ingeniosas. ¡Pero no podía dormir, que era lo importante! ¡Cómo odio estar tumbada dando vueltas sin dormir y perdiendo el tiempo y horas de sueño a la vez! Es una fatal doble pérdida de tiempo y energía, pero bueno… También tengo que decir que esa cama me parece incómoda un rato, y la almohada ni te cuento. Nunca me ha molestado, pero se ve que me estoy haciendo mayor y empiezo a ser más quejica. Esto de la soledad también me está volviendo una vieja huraña, aunque espero que se solucione al volver, o al terminar exámenes.

Al que no le parece incómoda la cama es a Pablo (o no lo sé, le preguntaré cuando despierte), al pobre le ha dado la migraña y ahí lo tengo, durmiendo como un angelito. Hoy se ha venido por aquí por San Juan para hacerme compañía. Hemos jugado al tenis media hora porque el sol ha venido a jodernos y en serio, es agobiante jugar mientras el calor te asfixia. Hemos comido y nos hemos puesto una película antigua, “Las uvas de la ira”, muy buena, por cierto, una crudeza brutal. Una gran muestra del realismo de principios de los años 30. ¿Por qué una película antigua? ¿Y por qué no? Hay muchas joyas del cine, películas de las buenas (de las que ahora escasean) que tienen muchos años. Y cierto es que con el mobiliario así antigüillo del apartamento, también daba el pego. Muy vintage todo. El caso es que se ha perdido la esencia del cine. Ahora cualquiera sale en una película, y los dramas no son tan dramas, la fantasía sólo son efectos especiales uno detrás de otro… como algunas películas porno, sin argumento o con una mierda de guión. O son realmente irreales y artificiales, como esas de matar, que son tan frías, que te dejan a ti también frío e insensible, hasta tal punto que acabas pensando: pues mira, la verdad es que la solución a mis problemas sería pegarle un tiro a más de uno, si tuviera un arma y fuera tan frío como el protagonista… Se crea así una especie de “nuevos héroes”. Están los típicos superhéroes: serviciales, entregados, casi inmortales, porque se salvan de todo… O los típicos “héroes rebeldes”, también llamados “el terror de las nenas”: chulescos, fríos, insensibles, desobedientes (que sí, que mucho morbo) pero creando una idea del mundo irreal. La muerte toca a todos por igual, y tú ves con actitud chulesca que te van a dar palos por todos lados. Pero nada, la vida de las películas es tan perfecta, que hasta las cosas malas son predecibles. Y bueno, me dejo tratar muchos otros tipos de películas, pero ya en otro momento, que me he cansado de escribir por hoy. Bah, tanta palabra para decir que el cine es una mierda. Eso nos pasa por encargarles el auge de la industria cinematográfica a los yanquis. Ellos son así.

Corto de momento la conexión y más tarde reanudaré con novedades, si las hay. Qué irónico, la conexión… como si pudiera acceder a ella. Qué cosas tiene la vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario