viernes, 10 de junio de 2011

Jueves 9 de Junio - Crónicas del exilio 2.0


Son las 00:48, así que puedo decir que es jueves. Estoy viendo House. Bueno, ahora están en anuncios, ya se sabe cómo son las cadenas con las series estrella y sus horarios de prime-time. Y eso que son capítulos repetidos. Al final va a resultar que me voy a aficionar a la televisión y todo. Lo que hace la falta de internet…

Creo que en realidad es que el silencio permanente me incomoda. Conscientemente no, me relaja. Inconscientemente supongo que sí. Pero ya que tengo la mente dispersa, algo de sueño y no me apetece estudiar, prefiero algo de distracción que no provenga de mí, y la tele es lo más parecido a conversación. Al menos, anima un poco esta casa tan solitaria. Ya verás, me voy a convertir en otra persona jajaja –es broma- Tanto tiempo sola me va a trastornar, mi córtex prefrontal del cerebro, el que controla mi personalidad… Uuuhhh que interesante, que divertido. Pero no creo que pase nada. Supongo que estoy bien, sigo igual de sociable, al menos hoy (ayer) lo he demostrado.

¿Otro capítulo más? ¿Es la 1 y cuarto de la noche y empieza un capítulo de House? A la mierda la curiosidad, yo me voy a dormir.

Mentira… Sigo aquí, ya son las 2 menos veinte, pero es que este capítulo es aún más interesante que los otros. Lo bueno o malo que tiene no ver la tele a menudo es que aunque sean capítulos repetidos, no los he visto de todas formas. Pues ale, a ver si acaban los anuncios, y termina ya el capítulo. Prometo que después de este me voy a dormir, me caigo de sueño.

¡Buenos días! ¡Hay que divertido! ¿a qué no sabéis qué estoy haciendo? Estoy dictando al ordenador. Es tan divertido… Aunque me siento un poco “loquendo”, y encima tengo que deletrear algunas palabras difíciles, como la que está entre comillas. Pero aún así es genial. Acabo de pensar que hacer esto con los archivos de las diapositivas de clase tiene que ser una ventaja increíble, porque podré leerlo y dictarlo a la vez, ahorrando así mucho tiempo y esfuerzo. Pero lo mejor de todo es que con el tiempo el ordenador aprenderá a reconocer mi voz y yo cada vez podré dictarle más rápido, pero siempre con voz clara, y mi querida máquina mecanografiadora hará el trabajo por mí. Oh, qué poderosa me siento, aunque a veces me saca de quicio porque entiende lo que le da la gana y me estoy empezando a quedar afónica. Aún así he escrito ya un párrafo curiosamente largo. ¡Qué leches! ¡Me encanta esto! Ale, voy a seguir estudiando y a dejar esto descansar, me duele la garganta y todo ché. ¿Pero y lo que mola? Jajaja.

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