lunes, 26 de noviembre de 2012

Quimifobia (1/2)

He vuelto a recordar gracias a una lectura de un post de un blog al que llegué por twitter o algo así de una experiencia que me gustaría analizar y sobre la que podría tener mucho que decir pero por pereza nunca lo hago.

Para poneros en situación os diré que estaba dando un paseo por la Fira de Tots Sants en Cocentaina. Aparte de ser una feria en la que muchos comercios o empresas tienen la oportunidad de anunciarse o presentarse, hay una gran zona, por la parte antigua de la ciudad, que sigue más la estética de mercado medieval. Se sabe que la gente que transita estos mercados va haciendo una especie de gira de pueblo en pueblo donde monta sus puestos y vende artesanía o bienes no tan artesanos, comida casera... y hierbas terapéuticas y demás remedios “naturales”.

No he podido evitarlo y seguro que habréis pillado al vuelo ya sobre qué voy a hablar. Pues bien, paseando me pararon en un puesto por si quería probar unas sales exfoliantes (no recuerdo cómo se llamaban pero eran como unas sales de baño pero que servían para exfoliar la piel) con olor a limón que te dejaban la piel suave, hidratada, etcétera. Me dije: ¿Por qué no? Vamos a ver cómo funciona esto, por simple curiosidad. Estuve escuchando como el chico me guiaba en el proceso y me soltaba el rollo que tendría ya aprendido casi de memoria sobre las buenas propiedades de sus sales maravillosas. No tenía intención ninguna de recriminarle nada, sólo escuchar y valorar con actitud crítica los productos que se suelen vender a cualquier público y el cómo lo venden. Una curiosidad que cualquiera del gremio podría ostentar, vaya.

Pero llegó el momento en que mis acompañantes se dieron cuenta de que me quedaba atrás y retrocedieron. Sin mala idea pero desconociendo mis planes de anonimato, entraron en juego. Primero un amigo más escéptico me delató diciéndole al hombre que yo sabía de lo que hablaba puesto que era farmacéutica. La reacción del chico, sacado ya de su zona de confort en la que sólo se limita a repetir el rollo, fue un tanto brusca, callándose en seco y respondiendo enseguida que esto no era como los medicamentos porque era «natural». Al parecer se vio ofendido por el comentario, o intimidado, porque corrió a defenderse ante mi amigo. Sin embargo yo seguía callada y supongo que ante la palabra natural algún músculo facial se me debería mover. Ya tardaba en salir.

Luego intervino otra amiga, no sé si en defensa mía, contradiciendo al comentario de mi amigo escéptico o poniéndose de parte del hombre a modo de conciliación. Dijo que sí, que era farmacéutica pero que estas cosas me gustaban o me iban o no sé qué dijo exactamente ni qué quiso decir. Parece ser que la gente me conoce mucho y puede opinar sobre lo que yo pienso y dejo de pensar sin preguntarme primero ni dejarme opinar. El caso es que aquí hablaba todo el mundo sobre mí menos yo. El chico siguió enfrascado en su gesta anti-fármacos dando argumentos que nadie le pedía y se montó una algarabía alrededor mío que no favorecía mucho mis planes. Eso sí, me lavaron las manos con agua calentita como parte de la prueba del producto (mmm, agua calentita...).

Pensando que debía intervenir, me decidí por ser ambigua y entre los intercambios de opiniones dije algo así como: Bueno, cada cosa tiene su lugar... (que es realmente lo que creo, con matices claro).

Fue un rato incómodo hasta que se suavizaron las opiniones y el tratamiento con sales terminó. No se volvió a sacar el tema ni el dependiente se dirigió a mí personalmente para dialogar sobre aquello. Siguió con sus instrucciones memorizadas.

Pero sin duda el momento más incómodo fue cuando después de acabar, asentí con la cabeza como dando aprobación a la suavidad de mis manos, me despedí del chico y me fui sin comprarle nada. Seguramente el chico tendría las mejores intenciones del mundo y no se le puede culpar que desconozca ciertas cosas. Hizo buen trabajo mientras me guiaba en el proceso, pero desde el principio no había tenido intención de comprar nada y no lo iba a hacer por pena.

En próximas entradas terminaré de matizar esta experiencia con algunas observaciones sobre la venta de remedios ambulantes y el concepto de "natural" y hasta qué punto ha calado tanto en la sociedad.

2 comentarios:

  1. Eso se llama anticiparse con aquello de "una buena defensa es un buen ataque" o al revés, aunque no fuera necesario.

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  2. Lo natural está a la orden del día!

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