sábado, 19 de marzo de 2011

Esta es una de las ocasiones en las que desearía que mi blog fuera completamente desconocido. A cualquiera que haya venido buscando algo interesante que leer, ya puede cerrar la ventana de su navegador. Esto no es interesante, ni va a merecer la pena. Tienes cosas más importantes que hacer, y lo sabes.

Para cualquier incauto que haya preferido seguir leyendo, que sepa que aún está a tiempo de huir, sobretodo ahoraque empiezo a avisar de que esto va a ser una de esas despreciables entradas sentimentaloides, aunque quizás el impulso que me haya llevado a ponerla por escrito sea un poco de mal humor.

Y es que estoy harta, completamente harta, de esta situación, de sentirme así, de ser así. No me siento bien conmigo misma, no soy feliz. Creo que la felicidad se la aporta uno mismo, está condicionada por factores externos, por supuesto. Pero si algo en la misma persona no va bien, ya puede tener mil razones para ser feliz, que no lo será.

Estoy empezando a odiarme, a caerme mal, a darme asco. ¿Qué mierda estoy haciendo con mi vida? NADA. Y precisamente eso es lo que más odio. No hago nada de provecho. No sé cuál es mi camino, no tengo ni puñetera idea de para qué sirvo, de qué es lo que verdaderamente me apasiona. Hago una valoración y sólo veo mediocridad, ¡por todas partes! Me gusta hacer muchas cosas, pero no las hago bien, porque no tengo ni idea, pero profundizo y pierdo el interés, porque requiere mucho esfuerzo que no estoy dispuesto a malgastar mientras veo un montón de cosas más que también me gustan, que quiero hacer y que ni todo el tiempo del mundo o veinte vidas me permitirían realizar. ¿Es ambición? No lo es. A veces parece que es simple capricho, que me da por una cosa y empiezo a creer que de verdad es algo que me hace sentir realizada y que merece la pena. Y pongo mis primeros esfuerzos, y los segundos... y no hay avance, sino mediocridad, una y otra vez. La odio. Odio en este aspecto los términos medios. Quiero un "muy bien" y un "muy mal", no un "bien" a secas o un "bueno..."

Quiero encaminarme, tomar algún sendero, pero es que quiero recorrer tantos... que sólo doy dos pasos y... Ay, pero es que ese otro camino también me llama. Y no avanzo. Quiero abarcarlo todo y me quedo con nada, por avariciosa.

Estoy perdiendo la esperanza de encontrar aquello que haga que el resto de senderos sean secundarios. Al principio pensaba que sí, que lo encontraría, que sólo necesitaba tiempo, pero éste pasa, y yo sigo igual, avanzando sólo un pasito de cada camino. No tengo toda la vida para decidir, pero no es ya decidir, sino que aunque lo haga, al tiempo me arrepentiría y volvería a cambiar de camino o seguir intentando abarcarlos todos de nuevo. Supongo que temo equivocarme, así que lo primero es perder el miedo a hacerlo todo mal. Tengo que pensar que después de cagarla se puede volver a empezar...

Insto como ejemplo a cualquiera a que me diga algo "muy bueno" que haya conseguido hacer en cualquiera de los ámbitos en los que me haya dado por perder el tiempo.
¿Lo veis? Nada.

¿Para qué todo, entonces? Quién sabe, igual las felicidades efímeras me alivian un poco esta sensación horrible. Haré locuras, cometeré excesos, lo pondré todo en juego... ¿Qué es lo más importante que puedo perder? ¿La vida? Total, para lo que la uso, seguro que los gusanos disfrutarían más devorando mis entrañas de lo que yo aprovecho mi tiempo. ¿Acaso tengo miedo a la muerte? Por supuesto que no. Al menos, si muriera muy joven, siempre podría decir que no me dió tiempo a desatar mi potencial, y me ahorraría la desgracia de pensar que he desaprovechado mi tiempo, mi vida y mis esfuerzos para llegar a ninguna parte y para no aportar nada al mundo ni a mí misma. ¿De qué sirve este "don multidisciplinar" si en cualquiera de ellos por separado no valgo ni las sobras?

A ver si acabo con esto de una vez. Sólo yo puedo llegar a conocerme, sólo yo puedo hacer algo, sólo yo tengo en mis manos mi destino.

Es ahora o nunca, o todo o nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario