lunes, 22 de octubre de 2012

Escribir como...

El otro día me preguntaron que si me había leído "Crimen y castigo". Yo, toda contenta respondí positivamente, pues me pareció una novela buenísima por algunas razones, y la verdad es que los delirios del personaje (destilación de los del autor, en mi opinión) son muy impactantes. Al menos yo que creo que para algunas cosas soy muy empática, me pareció que las preocupaciones del personaje eran algo tan real, que no hizo falta que adornara con muchos recursos literarios para poder transmitir lo visceral de ellas.

Pero mi sorpresa vino cuando me dijeron que mi estilo recordaba al del bueno de Dostoievski, cosa que me dejó patidifusa, pues desde hace un año que no estoy bajo la influencia de esa novela. Creo haber superado ya esa época en la que sin darte cuenta, cualquier cosa que escribes lo haces imitando al autor. Por una parte, me resulta halagador que me comparen con Dostoievski porque su estilo directo y visceral es algo que pretendo conseguir… Vamos, al menos me gustaría causar en los demás (en mis lectores) el efecto que a mí me causó él, pero creo que estoy muy lejos de conseguirlo. Ojalá sea verdad, pero me parece que aún me queda camino por recorrer.

Es mi propósito el remover las entrañas de los lectores, desconcertarles y producirles asco, temor, ternura, melancolía o euforia. Pero como a mi público no parece afectarle la forma en la que empleo el lenguaje para conseguir esto, tiendo siempre a intentarlo de manera más explícita y bruta. A veces de verdad que me apetecería meterles a todos una patada literaria en sus bocas asténicas para que despertaran un poco y sintieran algo. Parecen todos maniquís. Al hablar de la patada me acuerdo entonces de los artistas de vanguardia que escandalizan al espectador para removerle las entrañas. Pero claro, creo que aún no estoy dispuesta a abrirme los pies en canal y caminar después sobre brasas. Creo que aún no. Pero ¡diantres! Qué difícil es hacer que alguien se crea una palabra de lo que digo y se la tome en serio. Igual es que yo me tomo demasiado en serio lo que dicen los demás. Las personas a las que leo, las personas a las que me gusta escuchar. Intento ver más allá de lo que la gente me cuenta, intento empatizar con aquellos que me importan, porque realmente quiero compartir lo que sienten.

Y poco más. Supongo que es natural imitar en cierto sentido a algún autor después de haberlo leído. No dura mucho el efecto pero supongo que es el principio de un largo camino en el que encontrar el estilo propio.

3 comentarios:

  1. "A veces de verdad que me apetecería meterles a todos una patada literaria en sus bocas asténicas para que despertaran un poco y sintieran algo"

    Este comentario es muy cruel o tiene intención de serlo. No sé si te leería después de sentirme así.
    La búsqueda del estilo propio requiere paciencia, no busques tampoco causar sensaciones bruscas en el lector, busca convencerle y engañarle (que casi viene a ser lo mismo)

    Mayos.

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    1. Era una metáfora. No pretendía ser cruel. Pero lo que a veces me pone nerviosa es la indiferencia. Tú por ejemplo, has dicho que igual no me leerías. Al menos ya te has llevado una impresión jaja

      No tengo prisa por encontrar el estilo, de hecho, no es mi fin concreto, es algo que supongo que se irá desarrollando con el tiempo. Lo que aún no domino es lo de convencer y engañar; así como lo dices suena bastante frío y de momento escribo más apasionadamente, escribo cosas que realmente me afectan. Y por eso creo que me da rabia que el feedback que recibo esté plagado de indiferencia.

      Supongo que no debería tómarmelo como algo tan personal. ¡Gracias por tu comentario!

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    2. Ah, vale, entonces sería mejor (como humilde consejo) que explicaras en una especie de (medio prólogo) como sería tu estilística (¡pero nunca lo que querrías transmitir con ella!) eso déjalo en manos del lector :D
      No, no te preocupes, está bien tomarse las cosas de forma personal ¡¿sino cómo nos las vamos a tomar?!

      Un saludo, y siempre siempre sigue escribiendo.

      Mayos.

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