domingo, 5 de febrero de 2012

Es posible que entregues tu alma por escrito y que lo único que te digan es que podrías encajar escribiendo literatura romántico-erótica. A pesar de todas las apariencias, quizás a nadie le importa lo que tengas que decir, tus sueños, tus triunfos o tus fracasos, ni siquiera cómo te sientes o quién eres y quién quieres ser.
Puede que aguantes dando sin recibir, hasta que acabes muriendo del asco por dentro. 
Náuseas.
Vómitos.
Arcadas.

¿Quién es el perdedor: El fracasado o el que tiene miedo a intentarlo por si fracasa?
La diferencia es la decisión a comprobar si estás equivocado. Mientras uno sigue soñando y creyendo que puede nadar mientras bordea y tantea el lago y el otro se ahoga cada segundo más y el fango invade sus pulmones.
Asfixia.
Frustración.
Desesperación.

MIEDO.

¿Quién se siente en casa en un mundo hostil y aberrante? ¿Quién puede esclavizarse a unas normas que le obligan a someterse? ¿Está obligado aquel que no las sigue a la autodestrucción?
Automutilación.
Sangre.
Lágrimas.

¿Qué sentimientos no tengo grabados en mis entrañas? ¿Es posible intentar borrar el dolor tatuado en tu segunda piel? ¿Estoy condenada a recordar que merece la pena vivir por una mentira, sólo porque en un momento lo creí, y lo sentí?
Falsedad.
Castigo.
DOLOR.

¿Qué da vida a los cuerpos grotescos e inertes sino la locura? ¿Qué es vivir sino un delirio permitido temporalmente? ¿Dónde se encuentra el límite entre lo cordial y la pantomima? ¿Dónde está el límite entre lo genial y lo extravagante? ¿Y entre lo real y el absurdo?
Engaño.
Demencia.
ABSURDO.

¿Podré estar escribiendo sin pensar y no arrepentirme mañana? ¿Sirve de algo sublimar lo bello?

ABSURDO

¿Es esto un juego, una broma de mal gusto?

FIN.

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