Truena. Truena en seco. No llueve, dejó de hacerlo hace mucho rato. Pero aún truena... Quizás lo peor de la tormenta se acerque, o puede que ya haya pasado, que se quede la pseudocalma como indicador de una tormenta que no se ve, pero nunca se ha ido.
Recuerda a llanto sin lágrima,
a sabor agridulce de dolor en vena,
sin ríos de sangre, sin violencia.
Recuerda a tensión baja,
a gravedad cero,
a poder volar sin alas.
Recuerda a calma gris,
o a silencio pre-extático,
a grito afónico.
Recuerda a huir cobarde,
al miedo a la oscuridad,
a el final del día.
Y llueve... pero cesa.
Una y otra vez,
por miedo
a derramar demasiada agua,
por miedo
a inundar tus celestes ojos.
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